En apariencia la vida seguía su curso habitual; pero la realidad, al menos mi realidad era otra.

Algo dentro de mi ser había perecido; o quizás era yo quien moría lentamente, quedándome solo un endeble hálito de vida negándose a extinguirse por completo. Todo se veía tan gris, lento y denso, como una vieja película en blanco y negro, muda y en cámara lenta…

Aún consciente de lo mal que me encontraba; no conseguía las fuerzas necesarias para salir del foso en el que me había hundido; vagaba como alma en pena, sin encontrar incentivos ni motivación alguna; a cada paso me topaba con manos y ojos que me empujaban cada vez más al fondo y me invitaban a terminar de una vez y para siempre con esa larga agonía...

Esas mismas manos y ojos que en algún momento así, acaricie e invite a admirar y seguir la belleza de la vida; las mismas manos a las que ayude a construir y levantar proyectos, sueños o ideas, los mismos ojos a los que tantas lágrimas sequé…

Cansada, alcé la mirada al firmamento limpio y despejado, como sí esperara por mi; en ese momento mis únicas compañías: la soledad y una tristeza absoluta y condensada; ambas compañeras fieles desde hacía mucho tiempo; no me desamparaban ni un instante. Y así, sin más cada una me tomó de la mano y sin mucho esfuerzo me lanzaron al unísono… Yo, tan endeble, solo me dejé llevar; y como hojarasca que se lleva el viento me dejé ir, hasta no sentir ya nada más.

No sé aún si todo fue un sueño, un desvarío de mi mente agotada, el fin de lo que llamaba vida o un último intento por seguir viviendo…

En apariencia la vida seguía su curso habitual; pero la realidad, al menos mi realidad era otra…

@OSCARINA

"Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida". -Mario Benedetti