EL TIEMPO.

Te mueves, avanzas, en tu costado va mi esperanza.
Estas en todo momento, contando y contando en la espera o la prisa.
En la espera ineludible o en la prisa agitada.
Eres el dueño de las porciones, de cantidades, de las edades, de la vida y la muerte.

Vigilante estricto, despiadado en tu andar cuando pareces correr.
Interminable condena del que tiene que esperar en ti, del que intenta regresar.
Eres insobornable, inflexible, verdugo implacable.
De los viejos el sable, de jóvenes el futuro.

Donde pones tu pie queda marcada tu huella, en mis cabellos de plata, en los surcos de mis manos.
Observo como avanzas, con tu sincronía perfecta como
Felino al acecho.
Dueño absoluto de que debo sentir o percibir en el ambiente,
Inverno, otoño, verano o primavera
No es lo que decido; es lo que tú quieras.

Mas sin embargo tengo consuelo de que eres esclavo de ti mismo.
Aprendiste a volar, a transitar mis abismos pero aunque te quieras detener y volver, eso no lo aprendiste.
No sabes cerrar tus alas y posarte a descansar, ese privilegio te es imposible;
Pues tu castigo es el horizonte.

Y vivo mis momentos, los que recibo de ti de forma inconsulta
Intento predecir tus pensamientos, que planeas para mi, quizá hurtar el diario de la hoja de mi vida.
Sale y el sol y se oculta
Si me asignaste sufrir mi destino o la fortuna de vivirlo plenamente, amar y llegar a tiempo.