Avergonzarme de mis pelos
Creo que de todos los pelos normales que nos salen en el cuerpo, los primeros de los que aprendí a avergonzarme fueron los pelos de mis axilas.
No sé que edad tenía pero sé que era muy niña cuando empezó a salir vello en mis axilas, sé que no era común, me salieron un poco antes de lo esperado, con mi mamá todo bien pero mi abuela se horrorizó y pedía a gritos que me llevaran a depilarme...
Que a fulanita de tal, la llevaban desde muy temprano a depilarse porque tenía el mismo problema...
¡QUE HORROR!
¡PELOS!
Algo tan normal, de lo que no tenía ninguna responsabilidad era motivo de sentir vergüenza de mí, de estar siempre atenta y no levantar los brazos para que nadie los vea, de no poder usar blusas que dejaran ver mis axilas porque qué horrible sería que alguien descubriera que tenía pelos en la axila... suena tan ridículo para mí.
Y caí por muchos años en esa trampa, me avergoncé de mis pelos y me escandalicé de los pelos ajenos.
Entonces, conocí a una mujer que llevaba muy tranquila sus axilas peludas, nunca hablé con ella de esto pero solo el hecho de ser testigo de sus pelos, fue motivo de darle vueltas en mi cabeza durante días y llegaban preguntas como estas:
¿no le da pena?
¿cómo hace para sentirse bien así?
¿se le habrá olvidado depilarse?
Y ese fue el inicio de aceptar que también es válido querer llevar pelo, el pelo es normal... y quitarselo es una opción que en definitiva no debería venir de la vergüenza o del rechazo.
Hoy me depilo mis axilas porque me siento más cómoda y evito olores pero no me avergüenzo de ser un ser humano normal al que le salen pelos...
A quién se le habrá ocurrido que el pelo era algo negativo, para empezar.
Yo digo que ya basta de satanizar los pelos, entre otras cosas de las que también estaré escribiendo.
Pienso lo mismo, tener pelos o no, debe ser una opción; y no una imposición. No debería ser uno objeto de burla si uno decide dejarse los bellos. Pero bueno, es el condicionamiento que nos impusieron.