En ocasiones es difícil digerir que ese impulso en el ánimo de las personas que trae las épocas decembrinas es más perjudicial que beneficioso, sé que tener buena cara ante las adversidades siempre nos da un plus para afrontar los problemas que nos encontramos en el camino, pero la necesidad de andar siempre con los tiempos, que en este caso son los de comprar lo necesario para pasar diciembre como nos acostumbraron desde pequeños, comprar ropa nueva, zapatos o algún detalle para la casa, los regalos de los niños o quizás pintar la casa, nos muestra la cara de la realidad que vivimos actualmente; estamos caminando a diciembre con zapatos viejos, y no es para nada penoso, aceptar que nuestros pasos firmes en zapatos que conocemos o pasos tambaleantes que nuestros viejos amigos aun soportan son quienes aun y cuando la situación no es favorable nos mantienen andando, solo es muestra del valor que tenemos como personas, no valemos por lo que tenemos valemos por lo que podemos dar.

Aun con zapatos viejos caminamos a donde queramos esperanzados en algún momento poder dar descanso a la suela maltratada pero fiel de nuestros viejos zapatos y emprender el recorrido con gomas 0 km no solo hasta donde creamos podemos llegar sino más allá de donde nuestros zapatos puedan aguantar mientras nuestros pies puedan caminar.