DEBEMOS SER COMO NIÑOS.
Diseño: Propio. Imagen: Pixabay
Cuando somos niños, esos sentimientos que tenemos en nuestro corazón como el perdón, el amor la amistad es espontaneo, cuando vamos madurando, creciendo vamos cambiando de actitud y vemos a nuestro prójimo de diferente manera, pero con esos ojos de niño jamás, esas palabras de un personaje llamado Jesús que debemos ser como niños porque de ellos es el reino de los cielos, esa inocencia las actitudes el buen corazón la gratitud es lo que se manifiesta.
No puedo dejar de pensar en mi guardería infantil, allí aprendí las cosas que empezaron a formar mi vida, los maestros las personas que allí estuvieron trabajando para todos esos niños, participaron en la formación de las nuevas personitas que estaban apenas conociendo el mundo, La guardería y Jardín Carlos Sánchez fue creada con el apoyo de las Esposas de los embajadores de la OEA (Organización de Estado Americanos) y financiadas por dichas embajadas donde la obra era apoyar a las madres solteras, familias cuyos padres trabajaban, ya que los niños prácticamente se quedaban desde las 6:am hasta 6: pm, eran muy estrictos en escoger a los niños y verificaban que las familias reunieran esos requisitos. El nombre de la institución Dr. Carlos Sánchez era un afamado médico, quedaba al frente de maternidad Isidro Ayora en Quito, en esa maternidad fue mi nacimiento. La directora de Institución Lic. Hilda Levoyer una espléndida mujer persona dedicada a su trabajo, tenía esa ojo clínico para darse cuenta de quien realmente reunía esos requisitos con esa voz de militar sonora imprimía respeto seriedad su amor a los niños y dedicación fue la pieza clave para que tuviera éxito esta institución, la persona exacta para ese cargo y se quedó por muchos años solo abandono su cargo cuando sintió que debía irse, si me tocaría hacerle un busto una plaza llevaría su nombre por su dedicación que jamás se casó ni tuvo hijos, pero sus hijos están regados por todo el mundo y en especial en Ecuador, son aquellas personas que se merecen que les escriban sus memorias y que pueden servir de ejemplo ya que el trabajo que hizo Dios lo tomo en cuenta.
Fuente: Propia.
Mi madre tenía que salir temprano a repartir a cada uno de nosotros y me tocaba estar tempranito a toda prisa me dejaba en el Jardín de niños, tenía una puerta grande de metal de color azul, su timbre que se escuchaba fuerte y la primera voz era de la señorita Hilda ya que ella a veces se quedaba a dormir allí, pero lo más especial era un perro de raza castellano que el pelaje cubría prácticamente todo cuerpo un nombre particular llamado *Tilin* la adoración de todos los niños y el cuidador de la institución, cuando terminaba de subir las escaleras lo primero que veía al lado derecho una hilera de porrones grandes, llenos de flores en especial hortensias que desde la calle era visible esos porrones llenos de flores y bien cuidadas que resaltaba el lugar y daba un matiz diferente a las demás ya que eran casas de paredón, puertas y ventanas, una casa Colonial estilo neo-clásico, bien cuidada, cuando terminabas de subir veías tres pilares grandes, al fondo se veía la casa de madera que allí jugaban todos los niños al pasar los pilares una sala de estar de piso de madera bien cuidada reluciente que reflejaba su hermosura bien pulida y allí jugábamos todos los niños mientras esperábamos a los representantes, la oficina de la directora con su escritorio grande los libros en sus perchas bien organizados y fotos de muchos niños que reflejaban su pasión, placas de agradecimientos de niños que pasaron por la institución,.
un corredor largo de piso de madera que daba a los diferentes estancias la cocina grande y amplia que preparaban la comida para los niños y al personal, una habitación donde estaban las literas de madera de colores especiales para los niños cuando nos correspondía la hora de dormir, que yo en su momento no conciliaba el sueño, y me bajaba despacito para platicar con mis amigos; cuando la profesora se acercaba nos hacíamos que dormíamos y el lugar favorito el salón donde estaba el mini teatro donde se presentaban los títeres, nos sentábamos en esa sala para escuchar los cuentos infantiles tradicionales de la época, donde veíamos que traían esos discos grandes de 33 revoluciones, nosotros nos quedábamos extasiados al escuchar blanca nieves o el lobo feroz una narración bien echa que la imaginación nos trasladaba a esos lugares de cuentos.
El día que cumplíamos años y en Diciembre las señora de la OEA, obsequiaban hermosos regalos como decía Hilda Levoyer *esa viejas se esmeran*.
Cuando era la hora del almuerzo el menú siempre era variado en cada día pero la siguiente semana era lo mismo comer espagueti, los martes jueves ya sabíamos de memoria que nos tocaría, el desayuno compuesto por las coladas de dulce y en la tarde la colada de la tarde con un buen pan como a las diez de la mañana nos daban las frutas en trocitos, pero Hilda llegaba al comedor infaltable nos ordenaba cerrar los ojos y empezaba a pedir gracias a Dios por la comida orar por los alimentos.
Todos llegábamos uniformados y nos quedábamos en la antesala los padres llegaban apresurados dejaban sus hijos y se marchaban rapidito a sus trabajos, y yo no era la excepción en la mayoría de los casos era el primero en llegar, y también el último en salir recuerdo que me toco esperar a mi madre hasta la noche y preocupado salía y desde los porrones de flores fijaba la mirada hacia la calle esperando a mi madre, o La Srta. Hilda me entregaba revistas de *Archi y sus amigos* para aplacar la espera, me tocaba mirar cómo se iban hasta el último de los trabajadores y la señorita Hilda se quedaba conmigo hasta que mi madre llegaba, o estaba jugando con el perro llamado Tilin.
Cuando se es niño esa cualidad de mirar y detallar ese mundo que esta allí para descubrirlo nos vamos pegando de las personas que nos tratan de forma especial y empezamos a aprender de ellos, allí me enseñaron a pegar un botón de mi uniforme, Le miraba a la Srta. Hilda y le decía *yo quiero hacer* me explicaba Hilda como se debe pegar un botón que hasta hoy lo hago de la misma manera.
Creo que a pesar de haber crecido debemos mirar con esos ojos de niños, y no perder ese sentido, el sentido de ver a este mundo y a las personas con alegría, y recordar gratos momentos de mi infancia donde La Srta. Hilda Levoyer marco la vida de muchas personas y en especial la mía, con sus enseñanzas y el amor que trasmitía.
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muy interesante tu contenido amigo! checa el mio.
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buen post, continua asi #steemfamilyhi
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