Me siento como Ana Frank en su diario pero sin los Nazis.

He vivido encerrada en 4 paredes que se han vuelto un muro que me separan de la sociedad, donde solo mis amigos mas cercanos y familiares cruzan para compartir conmigo o tambien para liberarse de ese estres cotidiano que se queda de puertas para afuera. Dentro de esos muros hay un patio y dos arboles gigantes de mango, lo que conocemos como nuestra merienda de las tardes. Y dentro de la casa hay 3 habitaciones, la primera es la mia con mi cama y una pequeña cama adicional para las visitas ( todos la aman), un mueble, un plasma y mi armario. En la parte de atras de la casa hay otro patio con arboles de mango y guanabana, donde mis amigos juegan futbol de vez en cuando.

Por mi condición de paraplejia es una calamidad para mi trasladarme algun lugar, tiene que ser en carro que por cierto no tenemos, o en taxi que aparte que son costosos a la mayoría no les gusta llevarme, solo por la flojera de guardar mi silla en el maletero. El 80% de mis amistades se han ido del país asi que visitarlos ya no se puede. Vivo en un barrio peligroso (si lo es porque ahi fue donde un disparo me dejo sentada en una silla de ruedas) así que salir sola en mi silla de ruedas eléctrica es imposible por el miedo a la delincuencia, asi que me abstengo de salir de los muros que me resguardan.

Y eso me ha traido como consecuencia una rutina que me esta carcomiendo, a parte de hacer mis ejercicios, terapias y estar en la PC, no hago mas nada, leer escuchar musica, escuchar los cuentos de mis amigos, y otras cosas insignificantes que no me llenan, y me tienen triste y aburrida, me tienen cansada y desanimada. Entonces he pensado y anhelado salir aunque sea a la avenida en donde hay tiendas y puedo distraerme.

Hoy me desperté y me propuse salir, mi abuela muy calmadamente me acompaño, yo iba en mi silla eléctrica independiente y ella apenas me seguia el paso. Pude ver a mi alrededor que todos me veian y la verdad nose si a mi o a la silla, pero fue aterrador porque senti miedo de que me robaran, vi niños pidiendo comida, personas buscando en la basura y los rostros de todos los individuos transeúntes demacrados y agotados se les veia en la cara las preocupaciones, vi gente subiéndose a los camiones como animales, y todos predispuestos como a la defensiva, vi los precios mas caros y absurdos en la comida, vi personas haciendo cola para pasar un punto de venta, y niños vendiendo frutas con mas cara de hambre que de infantes.

Trague profundo para llegar a mi destino, una tienda que vende articulos de belleza y le pregunte al vendedor sobre un shampo, la verdad él carajo de veinti tantos años tenia cara de crimen como recién salido del penal, esos sujetos que te roban solo con las palabras porque al verles la cara ya te has cagado del susto. Y perdonen la expresión pero tal cual me sentia yo, muy amablemente me atendió hasta con carisma y le dije que me leyera que ingredientes tenia el shampo porque yo estaba muy lejos y sin lentes no veia. Y el me respondió que no sabia leer, mi cara de sorpresa fue demasiado obvia y me quede unos minutos divagando perdida en mis pensamientos, hasta que cancele y me retiré del establecimiento.

Eso fue la gota que derramo mi positiva personalidad, al salir de la tienda solo queria regresar a casa y resguardarme en mis muros, no podia creer que todo estaba empeorando abismalmente en la sociedad. Sólo pensaba en lo dificil que debe ser para ese sujeto ir por el mundo sin saber leer, como te defiendes ante la vida asi? Y que a pesar de todo él me vió con admiracion y respeto porque me pude dar cuenta que fui la única clienta que él atendio bien, al resto solo les hablaba cortante.

Llegue a casa y respiré paz, a donde va uno cuando ya no tiene a donde ir? como un pais tan hermoso a caido tan bajo, ha perdido una sociedad constructiva y una cultura de valores, como uno detiene este tren de desastre que nos atropella a todos? creo que soy afortunada de estar detras de mis muros observando al mundo, a través de una pantalla en estos momentos en el que mi pais convulsiona.

Entendí que mi casa esta alejada de la desidia de las calles, que es un pequeño paraiso solitario pero que me resguarda de tanta miseria, claro que vivimos en carne propia la encomia denigrante que nos escupe en la cara cada vez que pasamos hambre, porque el dinero no sirve para nada, pero agradezco el seno familiar que me acobija y me da esperanzas cada día.

Me daré animos yo solita para mantener la paciencia y la fuerza, me siento como Ana Frank en su diario pero sin los nazis.

Feliz noche mis campeones y gracias por leerme.
Me dan fuerza...