La mire, la contemple una vez más, su blanco platinado y brillante alumbraban mis ojos, su luz empapaba mi alma de alegra y admiración... Estaba más hermosa que nunca, estaba muy grande, dominaba esa noche y casi podía ver cómo me sonreía. Le agradecía por hacerme compañía, y brinde por ella con mi vaso de vino... Haciendo de mi soledad una soledad muy romántica.
Pude reflexionar como nunca antes, pude mirarla cm nunca antes y entender lo maravilloso de la vida.
Gracias Luna.