¿Eres Hulk o la Madre Teresa?

¿Tienes un estilo gerencial agresivo, tipo “Hulk”? O

¿Tienes un modo gerencial tipo madre Teresa de Calcuta?

¿Cuál es el mejor, cuál es el más efectivo?

Hoy te daré las claves para que tú mismo, puedas adoptar el estilo que más se adapte a tu empresa.

Las conductas gerenciales que adoptan los líderes no se pueden etiquetar de malignas o benévolas por sí solas, es decir, una actitud agresiva no es ni mala ni buena por sí sola, igualmente una conducta benevolente no es ni mala ni buena, lo que determina la maldad o beneficencia de esas conductas son ciertas señales.

Escoger un modo gerencial requiere de precisión y oportunidad, pero tranquilo (a) no es tarea difícil, simplemente es cuestión de analizar con claridad ciertos detalles, igualmente es de aclarar que una vez escogido el estilo no es para siempre, ya que puede cambiar de un estilo a otro, dependiendo claro está de ciertas señales.

¿Cuáles son las señales?

a) El momento: se refiere al tiempo y oportunidad de cuándo se va a desplegar ciertas directrices, no es lo mismo dirigir un sitio nocturno a una escuela, y

b) Las circunstancias que rodean a tu empresa: se refiere a las características propias de tu organización, a sus actividades, ubicación geográfica, e incluso del clima y cultura organizacional, no es lo mismo dirigir una constructora, en la cual se debe entregar una obra determinada en un tiempo determinado, a gerenciar un hospital.

Recuerda

Las conductas por sí solas no son buenas ni malas

hay que analizar esa conducta y relacionarla con el tiempo y las circunstancias en la cual se desarrollan, por ejemplo: A simple vista ver una conducta agresiva pudiera definirse como dañina para la organización, pero si se trata de una empresa de seguridad personal, la agresividad en el ejercicio de sus funciones es percibida como oportuna y satisfactoria.

¡Ven que una conducta por sí sola no es ni buena ni mala!

Simplemente hay que analizar en qué momento y circunstancia se desarrolla.

Otro factor a tomar en cuenta, es mantener un justo balance entre las personas y las tareas.

¿Cómo se logra ese balance?

Simple, se debe crear, mantener y sostener la capacidad de dirigir y fortalecer las relaciones, generar confianza, motivación, así como lograr el compromiso con la organización, y por otro lado se debe mantener la orientación del esfuerzo para maximizar la responsabilidad, las normas y planes de la organización.

El mercado vive en constante movimiento, las circunstancias que rodean a tu organización también van a cambiar, de allí la necesidad de adaptar tu estilo gerencial cuando sea necesario, no te cases con un estilo.

Puedes ser Hulk y luego ser la Madre Teresa de Calcuta.

¡Qué esperas!