Sentimientos de Soledad: Capitulo II
Estábamos en la universidad, yo en mis actividades y tú en las tuyas. Le decía a un amigo que mis sentimientos hacia ti eran distintos y recuerdo sus palabras:
-díselo, no pierdes nada.
Ante esas palabras, tome mi decisión, y aproveche la oportunidad que me diste.
-¿me acompañas a hacer unas impresiones? –me dijiste con tu peculiar voz siempre llena de alegría
-claro que si.- dije casi desesperadamente emocionado
Nos reíamos mientras caminábamos. Mientras estábamos esperando las impresiones, solos tu y yo, me arme de valor, inspire profundamente y aunque no era el lugar más romántico te dije:
-debo decirte algo, es importante- dije con tono nervioso.
Me sudaban las manos y casi parecía estar recién duchado con el sudor recorriendo mi frente
-¿dime que será?- mirándome mientras me secaba el sudor.
-tú me gustas.- dije mientras te miraba a los ojos. De mis labios no pudieron salir mas palabras luego de esa frase.
-enserio, no me hagas esos juegos.- decias entre risas, asumiendo que estaba jugando contigo.
-hablo enserio.- te dije firmemente mientras miraba con cierta tristeza tu incredulidad.
Tu mirada cambio completamente, pude ver la impresión en tu rostro, estabas totalmente seria.
Luego de eso, nuestro trato cambio completamente, nos sentíamos más tímidos.
Nos dijimos muchas cosas sobre mi declaración, discutimos y en un momento me dijiste algo que en ese momento me afecto enormemente:
-déjame en paz, yo estoy con quien quiero, además ya tengo tiempo preguntándome si de verdad eres “mi amigo”
Ese mensaje me quebró completamente, pase la noche pensando en eso, pero al día siguiente debía cumplir mi labor propuesta, decidí enfocarme en mi meta y nada más.
Cuando llego de nuevo a la ciudad, nos encontramos y logre ver tu cara de felicidad, creo que era por verme de nuevo, pasamos ese día juntos, nos reímos y toda mi tristeza cambio a felicidad plena automáticamente.
Días después tome la decisión enorme de pedirte ser mi novia, quería hacerlo perfecto. Así que hice un pergamino, escribí una pequeña historia sobre nosotros y nuestras vivencias, al final parecía la pregunta:
Mientras leías eso no podía dejar de mirarte y mis nervios aumentaban a cada segundo, al terminar me miraste a los ojos y logre leer tus hermosos labios finos, y escuchar un enorme
