De cuando caemos en el error de juzgar por la apariencia

Recuerdo que hace algún tiempo cuando empecé con esto del canto lírico, continuamente buscaba referentes en el área y conocer sus historias, para a través de ellas identificarme, armarme de paciencia y valor y así tener una inspiración para mantenerme en este largo camino que esta carrera, donde no sólo es necesario el talento y la pasión sino, sobretodo paciencia, cosa que aprendí con mi primera maestra. A medida que me iba adentrando más en el tema, me di cuenta de que no necesitaba buscar cantantes fuera de mi país para encontrar una gran calidad de voces y colores maravillosos, entre los que puedo mencionar grandes cantantes como: Alfredo Sadel, Aquiles Machado, Idwer Álvarez, Morela Muñoz y Gaspar Colón. Cada uno de ellos tienen historias en las cuales he podido verme reflejado en alguna parte.

Un día, mientras buscaba videos en Youtube de cantantes líricos venezolanos, me llamó la atención un video de un cantante que nunca había escuchado antes, el cual interpretaba una maravillosa canción llamada “Serenata” del compositor venezolano Manuel Enrique Pérez Díaz. Como no conocía nada de este cantante, me dispuse a investigar algo de su historia y lo que vi me dejó impactado, no podía creer la trayectoria tan brutal que tuvo en su vida artística, y desde ese momento se convirtió para mí en una referencia importante.

Uno a veces no termina de comprender las vueltas tan extrañas que da la vida y no sé si llamar casualidad o destino a las cosas que a uno le pasan. Poco tiempo después de que me había comenzado a obsesionar, por decirlo de un modo, con esa voz que acababa de conocer, sucede un día que mientras me encontraba en el cafetín donde trabajaba en aquel entonces, se acerca un anciano con un viejo bastón y una voz imponentemente grave a pedirme un café para tomar, a lo cual empecé a tartamudear y luego de servirle el café, le pregunté que si era quien yo creía que era. En efecto, hablo del mismo cantante que hacía unos días había encontrado por Youtube. En ese instante, esa persona sin quererlo me había dado mi primera lección, ya que mis compañeros de trabajo lo habían ignorado producto de su apariencia tan sencilla, que nadie imaginaría lo que estaba detrás de esa fachada.

A continuación dejaré una breve reseña del personaje a cual hago referencia en esta historia.

El maestro Pedro Liendo es un cantante lírico venezolano, nacido en las cálidas tierras de las costas del estado Miranda, específicamente en la localidad de Higuerote. Dicho maestro cuenta con una extensa trayectoria artística tanto nacional como internacionalmente. Durante 5 años fue acogido como cantante en diversas obras para el Teatro La Zarzuela de Madrid, compartiendo con Placido Domingo, Monserrat Caballe, Ghena Dimitrova, Silvano Carroli, Vicente Sardinero y tantos otros afamados cantantes. En la década de los ochenta el Liceo de Barcelona invitó a Liendo como solista en las óperas Don Juan, Flauta Mágica y la Muchacha del Oeste de Puccini.

Por Recomendación de Alfredo Kraus, es contratado por el Teatro San Carlos de Lisboa, casa en la que se le encomienda el importante rol de Moisés en Egipto de Roddini, bajo la dirección de Claudio Simóne.

Los Festivales de Verano de San Sebastián, contaron en dos oportunidades con la voz de Liendo bajo la batura del Fruhbeck de Burgos. Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Suiza, Italia, Portugal, Checoslovaquia, Gracia, Rumanía, Polonia, Bulgaria, Israel, Panamá, Ecuador y Colombia han sido países en los que ha desarrollado su extensa carrera.

El maestro Liendo señala que fue su madre quien le enseñó a amar la música, pero sus primeros maestros fueron Daniel Santos, Bobby Capó, Toña La Negra y Leo Marín, en el Bar TibiriTabara.

Esa fue mi primera escuela de canto tendría yo 8 ó 9 años, después que venía de limpiar mis zapatos en el centro de Caracas, me iba y me sentaba en la puerta del Bar TibiriTábara y ahí oía a Daniel Santos, Bobby Capó, sobre todos esos dos, mis dos grandes maestros”, recuerda el Maestro.

Entre los 11 y 12 años formó parte del coro de la escuela República de Bolivia, ubicada en la parroquia La Pastora, coral dirigida por la maestra de música de la institución, Julia Ramona Ojeda, quien le recomendó la Escuela de Música Preparatoria.

Luego de 2 años, la grandiosa voz y la musicalidad del artista, le permitió ser solista de la Coral Venezuela, para así ir desarrollando la profesión que lo llevaría a recorrer gran parte del mundo con su majestuoso talento.

A la edad de 18 años ofreció su primer recital en el Ateneo de Caracas. Él sobre ese concierto expresa lo siguiente: “como estaría yo preparado, que me senté aquí con un repertorio de casi 22 piezas, en alemán, francés, italiano y en español, ese fue mi primer gran concierto”.

Quien también fuera director musical del Teatro Teresa Carreño hasta el año 2011, se formó bajo la tutela de grandes personas, como: Juan Bautista Plaza, Vicente Emilio Sojo, Ángel Sauce y Carmen Teresa Hurtado de Machado, maestros que le dieron una solida formación, resaltando la labor docente de Sojo y Plaza.

Relata que una vez que llega a la Escuela de Praga y a París en Europa, se le asigna como docentes a importantes maestros de repertorios, canto y melodía francesa, como fueron Carel Velma y Eric Bergman.

Perteneció durante 28 años a la agrupación Clemencic Consort, dirigida por René Clemencic, y fue solista desde el primer día en que entró a dicha agrupación, al mismo tiempo que cuenta con 15 grabaciones.