<b>Confesiones</b> continuando con el relato de los pecados de "Alberto Jimenez"

Pasaron varios días sin saber de ella, incluso no estuvo la misa, comencé a preocuparme por ella y también por mi, y dirán ¿Por qué preocuparme por mi? Pues simple… maté a Verónica quien para mi era esa lluvia que con cada gota regaba la tierra para que emergiera las plantas de plenitud en mi vida, porque antes de ella había puras tierras baldías y secas en mi. El asesinarla a ella me hacía violar el quinto mandamiento… Uno más para mi lista.

Hace unos pocos días estaba vagando por las calles de la ciudad como un fantasma perdido en mis pensamientos en Verónica y sin decidirme en buscarla o no buscarla; debía saber sí ella estaba bien, cuando percibí ese perfume que despertaba en mi todos los sentidos, mire a todas las direcciones siguiendo mi olfato y fue cuando la vi cruzando en una esquina, mi corazón latía como nunca.

La seguí, mientras iba detrás de ella contemplaba su sexy caminar, su larga cabellera que terminaba en su gran y duro trasero, su piel y en todos esos encuentros con ella, en solo pensarlo despertaba en mi un lado salvaje. Estuve siguiéndola por unas cuantas cuadras, por momentos titube en acercarme y agarrarla fuertemente, pero me decidía en continuar seguirla y contemplar su belleza y sensualidad. La seguí hasta verla llegar a una casa, me acerque para intentar ver dentro de la casa pero, no pude ver nada. Camine varias veces dando vueltas a la casa, observando detenidamente para encontrar alguna manera fácil de entrar pero, no vi nada, me llamaron de la junta parroquial, ya se acercaba la hora para una reunión, no tuve tiempo suficiente para seguir estudiando la casa y entrar.

Desde que ví a Verónica nuevamente por las calles no dejaba de pensar en tenerla nuevamente, así que la llame varias veces pero, ella no me respondía las llamadas, pero debía comunicarme ora vez con ella, entonces decidí ir a su casa ¿Qué podría pasar?. Fui a la casa de Verónica, ahí estaba yo lleno de nervios, lleno de entusiasmo con mi alzacuellos blanco, como le gustaba a ella verme, toque la puerta, luego de un momento abrió una chica bonita y sexy parecida a ella, pero no era Verónica, dije: ¿Se encuentra la señorita Verónica? – La chica me miro extrañada y me dijo: Señor creo que se equivoco de casa, aquí no vive ninguna Verónica. Me quede sin palabras, solamente dije: ¿Estas segura? – Ella continuo mirándome extrañada y me dijo: Si, bastante segura. Cuando ella iba a cerrar la puerta, interpuse mi mano para que no la cerrara, ella se asusto, al ver su reacción de asustada, respire profundo y me disculpe, después me retire rápidamente, me encontraba confundido por mi comportamiento y por lo que acaba de pasar, estaba seguro que había seguido hasta esa fue a Verónica no había duda, pero esa chica me dijo que ella no vivía, ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso vi un fantasma? Y de pronto se me ilumino la mente y era muy cierto, ella era una maestra del disfraz y la chica que salio, era ella por eso su parecido, que tonto fui y con eso también me vino a la mente una nueva idea.