¿Una mente incomprendida?

in #cervantes7 years ago (edited)

RELATO.

Un anciano ya de avanzada edad se encontraba descansando en su hogar, recordando viejas historias siendo él el protagonista de su recuerdos, que tiempos aquellos donde se podía mover con gran entusiasmo cuando no le dolía el simple hecho de tener que agacharse, sin arrugas, sin canas y con más pelo en su cabeza, "que tristeza en lo que me he convertido, ya no soy el galán que hace unos años era" decía para sí mismo viéndose en su espejo pequeño estando sentado al borde de su cama; la tristeza invadía a aquel hombre, sentía que había cumplido su tiempo en este mundo y que ya nadie lo extrañaba, igual quién lo haría, su familia no lo visitaba, quizás por falta de tiempo o solo porque no era necesario hacerlo, pobre hombre en verdad, estaba solo.

Ese mismo día decidió salir a caminar para respirar un poco de aire contaminado de su ciudad, no le quedaba más que hacer, no tenía obligaciones y recibía su pensión, le haría bien para despejar su cabeza de tanto pensamiento negativo que lo envolvía; llegando a un parque observaba una escena curiosa un robo a una joven mujer, estaba confuso al ver esto, pensó en que sería lo correcto, si era mejor irse sin hacer nada o llamar a la policía, se quedó quieto por un momento viendo como la mujer forcejeaba intentando escapar, tenía que tomar una decisión rápida, de repente el anciano se llenó de indignación y a pesar de su edad tomó valor y decidió enfrentar al malhechor y estando frente a él, el anciano le escupió la cara al tipo aquel, pero vaya sorpresa la que se llevó el anciano, un tremendo golpe se estrelló en su cara, por su edad no lo aguantó y cayó al piso inconsciente.

Despertó en el hospital conectado a varias máquinas y lo primero que vio fue a su familia, el anciano estalló en alegría en su interior pero no mostró ningún indicio de sentirla, igual ni se podía mover ni animos tenia de producir gesto alguno, pero su familia que en vez de alegrarse de que despertara se enojaron con el; "¿que hicistes?, ¿nos tenias preocupados?, ¿acaso no sabes que edad tienes?, pudistes haber muerto." eran las preguntas y reclamos que escuchaba, inmediatamente su alegría se convirtió en una lágrima en su rostro que ninguno de los presentes percato su recorrido hasta la almohada bajo su cabeza; nuevamente el anciano se sentía como un estorbo, alguien que no merecía atención porque no ofrecía nada necesario, la felicidad de hace un momento cuando despertó se sentía tan bien, solo por ese breve instante aquel anciano sintió amor después de mucho tiempo, ya ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que lo visitaba su familia y mucho menos cuando se alegraron de verlo.

Nadie se quedo ese dia haciendole compañia con la escusa de que tenian algo que hacer o que tenían que trabajar, todo era más importante que aquel viejo; al dia siguiente le dieron de alta del hospital y el hijo mayor lo llevó a casa del anciano, le dejó la medicina a la mano para que no hiciera mayor esfuerzo, compro algo de comida ya preparada y la dejó en el refrigerador se despidió de su padre y salió y se fue a su trabajo no podía quedarse más tiempo, aunque sea tuvo la amabilidad de llevar al anciano a su casa; que tristeza sentía el viejo nunca antes había experimentado el dolor y la tristeza como la sentía en ese momento, ni cuando murió su esposa, su compañera que toda la vida lo había acompañado, así que pensó que ya era el momento, la vejez no le arrebató la vida más antes, entonces quiso tomar la decisión por cuenta propia, lo venía pensando desde que salieron del hospital, ya lo tenía planeado.

No quiso dejar nota alguna, no dejo testamento ya que la decisión fue inesperada y no daba tiempo de hacer alguno, aun con el dolor en su rostro se dirigió a la cocina se sirvió un vaso de agua fría y tomó en su mano un frasco de pastillas para dormir que tenía en su mesita de noche, también agarró una cobija, la cobija de su difunta esposa que la tenía guardada en un armario y que cuidaba con mucho celo, camino al baño principal de la casa se acurruco como pudo debajo de la ducha y se arropo con la cobija se comenzó a pasar pastilla por pastilla bajandolas con un sorbo de agua una a la vez, no tuvo tiempo para arrepentirse ni tampoco quiso hacerlo, nadie lo extrañaría, nadie vendría a ver como estaba, solo era él, un pobre viejo que ya nadie quería, alguien que ya no servía.

Efectivamente nadie fue a verlo ese dia ni el siguiente, su familia daba por hecho que el ya estaba bien y que podría quedarse solo sin ningún problema, siempre lo había hecho, estar solo; mientras tanto su cuerpo estaba acurrucado en el suelo del baño cubierto por la cobija de la cual, de ella solo salía su rostro con una expresión de agrado de felicidad de conformidad y bajo su rostro se alcanzaba a ver aun bajo la cobija sus manos apretandola como si fuera lo que es para un niño un osito de peluche.

Relato de mi autoría. Harold.S.T.O.

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