El tetricismo de Juan Sebastián. ¡Segunda parte!
Pero aún con el asesinato de mi padre no fue suficiente para mí, así que levante el cadáver y lo lleve al sótano, y así fue como ese viejo chatarrero se convertiría en mi salón de oficio, verán lo que hacía era descuartizar los cuerpos para utilizar partes de molde, el resultado era la esencia maestra.
Mis obras de arte se valorizaban en los museos, le llame a mi estilo tetricismo, y llame la atención en la cultura vanguardista por mis abominables monstruos de cera, cuyas expresiones emergían de los rostros asesinados por mis victimas. Con el pasar de un par de años descubrí que la captura de esas emociones sería mayor si mis figurillas fueran niños, y decidí adentrarme en el bajo mundo de las alcantarillas, barrios y zonas marginadas de la sociedad donde podía abastecerme por así decirlo.
Soy una mente perturbada para algunos, y para ser sincero lo admito, sin mi locura no habría podido cambiar la filosofía del hombre en una perspectiva figurativa. Dicho esto, contare a la policía de los Estados Unidos, mis secretos, ya saben no quería llevarme a la tumba tanto talento, discúlpeme usted si piensa que soy egocéntrico. De cualquier manera supongo que podría comenzar por narrar ¿por qué estoy aquí?
Es la mañana del 23 de septiembre del 2010, mi edad actual es de 48 años para el momento en que muera; la razón por la que se me permitió escribir mis confesiones, fue porque prometí revelar información necesaria a los oficiales, para detener algo mucho mayor a mí, la magnitud de lo que se encuentra ahí afuera, escapa de los límites de una mente ordenada y racional, así que para entender la amenaza deberán trabajar con ella, sin embargo mis motivos para dejar estas palabras plasmadas, son ajenas a mi voluntad, sobre mi trabajo hay una persona mucho más sanguinaria que mi persona, un ser que además de torturar apunta el cuchillo a su propia familia, a sus semejantes de alguna manera.
Ese maldito genio se viste de traje, y busca el sabor de la sangre, convirtiéndose en el camuflaje de su propia bestia. Pero para cuando yo termine de escribir toda la información necesaria será muy tarde, así que deberán interpretar mis palabras cuanto antes sea posible, porque en el momento que se haga de día morirá un peón en el tablero del contrario, y cuando caiga la noche atacará por la espalda a su rey. Sin embargo yo cumplo mis palabras, y comenzaré con el primer golpe que di a la sociedad.