Memes: los venezolanos no deberían reírse de la crisis económica
El cuento de que todo es risas y alegría en Venezuela sigue siendo asimiilado. Los medios de comunicación reproducen esta presunta idiosincrasia. Antes era la televisión, la radio, el teatro y la música. Hoy lo que puede parecerse a una revolución digital es solo la continuación de lo mismo: “los venezolanos nos burlamos hasta de nuestras desgracias”, dice un venezolano.
Las redes sociales son las nuevas plataformas para vender el humor. Incluso hay más libertad de expresión. Por ejemplo algunos de los contenidos en Facebook, Twitter, e Instagram, creados por usuarios que utilizan el medio para un fin. En este caso, para reírse de la venezolanidad con la venezolanidad los receptores retroalimentan el mensaje de forma ácida.
¡Bienvenidos sean los memes!
Es común que cualquiera comparta, sea en el mundo offline o vía online, alguna imagen, video o texto que evoque un chiste, en lugar de algún acontecimiento político, científico, religioso, deportivo, o artístico. Si alguien relacionado a esos temas muere, se enferma, mata, u opina, será recreado en alguna de las formas mencionadas. Sobre todo en imágenes. Terminan almacenadas en teléfonos o computadoras para que los usuarios interactúen entre sí.
¿Es nocivo para la sociedad venezolana?
No solo la interacción. Tampoco lo que hablan, sino cómo. Es la manera. En páginas como Ni tan tukyy, Venezolanísimo, Fue sin culpa, Solo en Venezuela, y otras que puedan estar siendo creadas mientras lees, se reproduce como conejos un tipo de contenido llamado simplemente “humor venezolano”.
Instagram y Facebook son de las redes más utilizadas para compartir chistes acerca de la inseguridad, pobreza, y desigualdad en Venezuela. Realmente son problemas serios que no son cambiados si nos limitamos a reírnos porque somos un país caribeño, tropical y con sabrosura.
La libertad en internet permite que una determinada información sea masificada en cuestión de horas. Podría hablarse de catarsis, pero también de la reproducción de un mito. La población venezolana es amplia en temas y formas.
Las aplicaciones móviles de cada una son accesibles para el público consumidor de teléfonos celulares. En el 2008, la International Data Corporation (IDC) preparó un informe que señala una cifra interesante: 28 millones de venezolanos cuentan con equipos de diferentes marcas.
El humor es bienvenido, pero deja de serlo cuando es abordado de manera clasista, racista, y propagandística. Tales visiones están asentadas en el país. La globalización no es perfecta, ni tampoco una revolución que promete transformar la sociedad, pero también participa en el juego.
Se reitera que este fenómeno no es nuevo. Nadie sabe cuándo comenzó, pero solo se recuerda automáticamente que la risa es la mejor solución de las desgracias. Las décadas no aprenden la lección.
Ciertamente, el humor como género conlleva arduas producciones, pero el fin es el mismo. La risa y burla no son iguales. Reírse de la crisis del país, crisis que se arrastra desde su nacimiento, es burlarse de una desgracia
Nota: Este texto fue editado para Steemit. La versión original, escrita por mí, está publicada en Komienza
El doctor Francisco Herrera Luque ha hablado mucho sobre esto. En alguno de sus ensayos deja entrever esa conducta insana enquistado en la sociedad venezolana y que no ha sido abordada con seriedad. Y es cierto, algo de loco tenemos, porque solo los locos se rién de sus desgracias sin tener la suficiente cordura para darse cuenta que ciertas desgracias no dan risa.
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