El Tesoro de los Dioses y la Gran Escalera

El pasado 15 de Febrero (sí, justo después de un solitario 14 de Febrero), escribí un micro-cuento sobre un viajero que va en busca del legendario "Tesoro de los Dioses".

Ahí estaba, en medio del desierto, sin agua o comida y ya bastante cansado tras recorrer kilómetros y kilómetros de puro desierto, éste era sin duda alguna el más pesado de sus viajes. Viaje que comenzó con un objetivo, encontrar el tan codiciado “tesoro de los dioses”, el cual decían rumores que se encontraba en algún lugar de ese desierto. Aunque ese era el objetivo inicial, ahora el objetivo principal era sobrevivir.

Incluso a escasos días de haber iniciado el viaje, había comprendido lo absurdo que era el haber decidido ir, poco sabía sobre el recorrido, la información más precisa que tenía, si se le puede llamar así, era la de un anciano en la villa, cuyas palabras exactas habían sido “Al sur, siempre hacia el sur en línea recta”. Tampoco sabía realmente el tipo de tesoro que le aguardaba, tenía que ser valioso, pues “el tesoro de los dioses” no podía ser cualquier tonto cachivache, fuese lo que fuese, debía tener valor. Y si no lo tenía para él, al menos lo tendría para los comerciantes y fanáticos dispuestos a pagar cantidades altas por un objeto de tal renombre… Sí, la idea de arrancar ese viaje había sido apresurada, pero aún podría valer el esfuerzo.

Veintisiete días habían pasado ya, todos sus recursos y reservas se habían agotado, el camello no había aguantado más, hacía días ya que había echado al viajero y su carga al suelo y había salido corriendo de vuelta a la villa… Probablemente había sido una decisión más sabia que continuar. Ya a estas alturas parecía que todo había sido en vano, seguramente ni había tal tesoro y sólo se había enfrascado en el viaje hacia su propio fin. O al menos esa era la impresión que daba, hasta que finalmente, llegó a ver algo, lo primero que veía desde que inició su viaje que no correspondía a lo que se vería típicamente en un desierto. Más adelante, a una distancia aún considerable, se erguía misteriosamente una línea diagonal desde el suelo arenoso hasta el cielo, sin poder distinguirse el final. ¿De qué se trataría?

Se apresuró, tardó más o menos una hora en llegar a lo que resultó ser una escalera, una gran escalera empinada de piedra que subía a lo más alto del cielo ¿Cómo era posible? Lo que veía no tenía sentido físicamente, pero en ese punto ¿Qué importaba? Tenía que estar relacionado con lo que buscaba, probablemente en la cima se encontraba el tesoro que tanto había buscado. Así que sin pensarlo dos veces, empezó a subir la larga escalera. De la emoción, casi había olvidado el hambre que lo torturaba poco antes. Claro que eso no duró mucho, varios escalones más arriba volvió a sentirse exhausto, la escalera no parecía tener final, solo seguía subiendo y subiendo, aunque eso no detuvo al viajero, quien ahora sentía gran seguridad de su viaje.

Cinco kilómetros, aproximadamente eso llevaba en las escaleras cuando por fin pudo ver más arriba, el final de la escalera, no distinguía nada, solo que no había más camino. Se acercaba al final intrigado ¿Qué había allí arriba? Mientras más cerca estaba, más se iba poniendo nervioso, seguía sin ver nada en la cima. Ya no faltaba nada para llegar, debería distinguir el resto, pero nada, ya en los últimos tres escalones no había nada, solo un gran vacío. Abajo se podía distinguir el desierto, totalmente distante, a los alrededores no se distinguía nada que no fuera desierto ¿Qué significaba todo eso? Bajó la vista al último escalón y notó que había una pequeña nota, la levantó y la ojeó, en ella, estaban grabados unos símbolos “אין כאן אוצר, הנסיעה הייתה לשווא, חה חה.”. Él, que había estudiado múltiples lenguas a lo largo de sus viajes, comprendió lo que decía, cerró los ojos un segundo y al abrir, notó que seguía en el desierto, no había ninguna escalera, no había nada, sólo desierto.

@Ikeror, 15 de Febrero del 2018

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