Las noches se hacían largas, las lágrimas corrían a gran velocidad mientras mi boca encerraba mis sentimientos, mis llantos, mi dolor; no aceptaba nada en mi, la única compañía que tuve en esos momentos era mi almohada, pero ella también me traicionó, quiso quitarme el aire de los pulmones para que dejara de llorar, pero no lo logró en muchas ocasiones.

No Más

Pero ya no es así, acepto quien soy, las noches de soledad no existen, ahora las estrellas son mi compañía, son mi meta, ahora quiero llegar alto, y la almohada dejó de quitarme aire para darme calor y para darme un abrazo acompañado de un suspiro de paz y amor, para ser esa persona que amo y que me ama cuando él no está conmigo.

Aun así, decidí dejarme llevar, mostrar mi Yo Real, ese chico que ahora ha aprendido mucho del anterior “las cosas pasan por algo”; volví a sonreír, volví a ser cariñoso y gracioso; decidí tomarme un tiempo para escucharme, para pensar en mi, para ser feliz conmigo mismo; ya no temo a nada, confío totalmente en mi, y en lo que puedo hacer, incluso me siento capaz de dar más de mi potencial y hago y soy lo que me apasiona hacer y ser; he vuelto a soñar y ahora sueño en grande.

☄️¿He cambiado tanto?

No, sigo siendo yo, solo que ahora soy una mejor versión, lleno de felicidad, amor, esperanza y sueños; una versión que no tiene miedo, que no llora a diario, que ha encontrado la cima y que ha alcanzado las estrellas; una versión que ha pasado por distintos procesos, unos difíciles y otros no tanto, pero que al fin y al cabo aprendió a valorar la vida.

Fue así cuando me sentí con el valor de contarle a mis amigos, de decirles que sigo siendo yo, y que estoy muy feliz de serlo; de ser auténtico, de ser real, de ser sincero; si, soy yo, he encontrado esa estrella que no tenía brillo y que ahora brilla con la fuerza más grande del mundo, El Amor.