¡Ten Cuidado! Podemos Estar Quedándonos Sordos Con Nuestros Actos (Un Alerta Para Todos Con Cifras De La OMS 2019)

Una de las razones por las que decidí investigar sobre el deterioro progresivo del sentido del oído fue que cada vez más se está haciendo frecuente que mucha gente que me rodea -y no necesariamente personas de edad- muestran pérdida importante de la audición sin que exista un problema de base que lo determine.

Conjuntamente me tocó escribir un artículo para ser publicado en la revista de nutrición y salud para la cual trabajo, @Nutricioni.com, sobre las medidas que podemos tomar para evitar la degeneración de este sentido con la edad o con el tiempo; y pude darme cuenta de la cantidad de errores que cometemos en nuestra cotidianidad que conllevan a que se vaya perdiendo este importante órgano de los sentidos.

En realidad el sentido de la audición es uno de los más significativos órganos que nos permite relacionarnos con los otros y también disfrutar y conocer nuestro entorno, por lo que la ausencia del mismo genera graves incapacidades en la existencia del que sufre de algún grado de sordera.

En la actualidad estamos expuestos a padecer daños en importantes centros y vías nerviosas que simplemente ni siquiera conocemos, por lo que solemos cometer imprudencias tras imprudencias que solo con una labor simple de difusion podemos comenzar a corregir.

Es verdad que mantener los órganos de los sentidos en buen estado es cuestión de buena salud, comenzando por la nutrición adecuada y eficiente, pero también es cierto que existen condiciones en la vida moderna que nos hacen exponerlos al daño y que podemos evitar.

Por supuesto que una vez que surge la inquietud sobre el órgano de la audición y la pérdida de su funcionamiento observada en cada vez más adultos jóvenes, me vi en la necesidad de revisar una serie de cifras y datos que la Organización Mundial de la Salud se ha encargado de publicar como una manera de divulgar el peligro inminente de la pérdida auditiva en millones de personas alrededor del mundo.

Estas cifras han sido publicadas por su centro de prensa en las notas descriptivas del 20 de marzo del 2019.

Observé que según esta organización sanitaria 466 millones de personas, de las cuales 36 millones son niños, sufren de pérdida de la audición de tipo discapacitante; lo que significa que es una pérdida de la audición por encima de los 40 decibeles (dB) en el oído con mejor audición en el adulto y mayor a 30 dB en el oído con mayor audición en niños.

Para el 2050 serán 900 millones de personas las que sufrirán de este problema, es lo estimado; lo que es concordante con la cantidad en aumento que he observado en mi consulta de adultos con este problema de sordera progresiva.

“La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.”
^{(OMS. Centro de Prensa. Notas Descriptivas. 20 de Marzo 2019)
fuente}

Otras cifras más que nos reportan son que 1.100 millones de jóvenes entre los 13 y los 35 años están propensos a perder la audición en forma progresiva gracias a los ambientes o contextos recreacionales como discotecas, bares, conciertos y otros.

fuente

^{Pixabay. Autor: stux}

Que el 60% de los casos de sordera en niños pudieron haber sido prevenidos; y que la detección temprana de los casos puede mejorar significativamente las pérdidas de audición mediante el uso de implantes y aparatos para escuchar.

Igual nos refiere que los casos desatendidos de pérdida de la audición, pueden llegar a representar una pérdida de hasta 750.000 millones de dólares internacionales que incluyen el tratamiento, la colocación de prótesis, los costes del apoyo educativo y los costes sociales; por supuesto también, los producidos por la pérdida de la productividad.

Ellos indican que las intervenciones para corregir el problema son muy económicas, en comparación con todo lo que se pierde por no diagnosticar a tiempo.

Pero lo que más nos interesa en estos momentos y dado que la misma OMS nos aupa a realizar una labor de difusión para evitar daños crónicos o lesiones permanentes; es dar a conocer las acciones que pueden conllevar a que este daño se de.

Son acciones si se quiere cotidianas y que son susceptibles de ser corregidas o eliminadas simplemente con el cambio de hábito pertinente.

De lo que he podido investigar se desprenden en general 12 acciones que es importante dar a conocer:

1.- Tabaco:

Estudios indican que los fumadores y en este caso tanto los activos como los pasivos, tienen el 70% de probabilidades de perder la audición que las personas que no lo consumen.

Más de un 4% de todos los estudios sobre la sordera dan al tabaco como una causa de daño directa sobre tejidos nerviosos implicados en la audición.

2.- Alcoholismo:

Un daño documentado científicamente sobre las terminaciones nerviosas del auditivo que a la larga impide la conducción normal de los estímulos sonoros; pero también se sabe que ocurre daño en la zona cortical del cerebro donde se lleva a cabo la interpretación y la integración con otros conocimientos de esos estímulos sonoros que recibimos.

3.- Música a elevado volumen:

Una costumbre bastante moderna mediante la cual escuchamos a toda hora música y cualquier tipo de comunicación en audífonos con niveles de sonido que exceden los límites permitidos o recomendados.

Incluso los mismos aparatos celulares y para el disfrute musical traen advertencias referentes a eso.

La OMS se refiere a esto cuando habla del peligro que los jóvenes tienen de perder la audición en ambientes recreativos y se ha explicado que si escuchar música a volumen elevado afecta directamente la capacidad auditiva, hacerlo con audífonos duplica el riesgo.

4.- El ruido del tráfico:

Una circunstancia que pasa muchas veces desapercibida ya que implica la zona que rutinariamente se transforma en nuestro hábitat tanto laboral como de vivienda.

Ocurre en grandes ciudades principalmente, y en muchas partes del mundo está regulado, lo que no es extraño ver legislaciones donde solo está permitido el ruido hasta en 55 decibeles.

Pero como estamos hablando generalmente de zonas comerciales o productivas muchas veces la única alternativa, y que además lo sugiere la misma OMS, es el uso de tapones moderadores del ruido para estar en esas zonas.

5.- Uso frecuente del secador de pelo:

Una acción que muchas veces no pensamos y que cada día es más común pues estamos viviendo en una sociedad que le rinde culto a los patrones de belleza y la moda indica hasta la manera en que debe llevarse el cabello.

Es por eso que el uso de estos artefactos tan ruidosos y cercanos a las estructuras auditivas debe realizarse con protección auricular o el uso de tapones, ya que el sonido fácilmente sobrepasa en mucho los decibeles dañinos.

6.- Hablar en voz muy alta:

Se ha determinado que los niveles de ruido en conversaciones grupales puede exceder los 50 decibeles, casi el límite de lo que muchos países tienen como límites legales.

Es una cuestión de educación el hablar pausado y sin elevaciones de la voz, lo que hace que nos convirtamos en ejemplo para los niños que deben ser educados al respecto desde temprano.

7.- Alimentación deficiente:

Está comprobado que el consumo de algunos alimentos como el pescado o aquellos que son ricos en ácidos grasos omegas favorecen la audición y evitan el daño degenerativo y progresivo.

Es lógico relacionar la mala nutrición y la ausencia de vitaminas tan importantes para la salud del sistema nervioso como las complejo B con el daño a las estructuras nerviosas, tanto a los nervios en sí como a las zonas de la corteza cerebral.

Pero no solo la falta de vitaminas, igualmente los minerales como el magnesio y el zinc han sido implicados en la perdida de la audición con la edad.

Estudios publicados en la American Journal of Clinical Nutrition de USA, revelan que el consumo de pescado dos veces a la semana reduce el daño auditivo específicamente en la mujer.

8.- Obesidad:

Íntimamente ligada a la alimentación, pues es evidente que la obesidad implica un cierto grado de desnutrición, donde la acumulación de excesos es lo que determina el volumen de muchas zonas corporales.

Pero es la ausencia de nutrientes importantes lo que hace que el paciente obeso presente tantas disfunciones, entre ellas las deficiencias inmunológicas y neurológicas.

La obesidad es determinante para una mala circulación general y el daño a estructuras nerviosas en general.

9.- Medicamentos que dañan el oído:

Muchas veces tendemos a abusar del uso de antibióticos sin prescripción médica, entre ellos tenemos un grupo, los aminoglucósidos, donde encontramos la Amikacina, Estreptomicina, la Gentamicina, la Lincomicina, que son altamente ototóxicos.

También están los medicamentos usados contra el cáncer y los antipalúdicos, que muchas veces olvidamos que tienen efectos negativos en el sentido de la audición.

10.- Hisopos de algodón:

Un mito es que resulten más beneficiosos para el aseo personal que dañinos, lo cual no es cierto. Ellos son capaces de dañar la fina membrana que separa el oído medio del exterior, que es el tímpano, y ocasionar lesiones importantes.

Igualmente el algodón es un medio de cultivo pues es un material orgánico que se transforma en comida para bacterias, lo cual es un medio para la aparición de infecciones graves.

El cerçumen es una sustancia protectora y salvo el exceso, ella es capaz de inhibir el crecimiento bacteriano, por eso no representa un sucio que hay que eliminar, solo limpiar superficialmente el excedente.

11.- Falta de protección contra el frío:

Pues las estructuras auditivas son muy sensibles al frío y pueden dañarse ante la exposición prolongada y sin protección.

Es recomendable el uso de orejeras durante las épocas de bajas temperaturas, así como protección de la boca y la orofaringe pues están en íntima conexión con los oídos.

12.- Exposición a químicos:

Por último, es algo que se nos pasa el no protegernos cuando nos estamos bañando en piscinas cloradas y con químicos que mantienen limpia el agua. Esto es también necesario cuando vamos a la playa donde el exceso de sal actúa de una forma osmótica bastante feroz sobre los tejidos del oído.

La mejor manera de evitar daños es usar tapones que impidan el contacto con estas sustancias químicas.

En sus publicaciones de este año 2019, esta organización mundial propone el fomentar la información en la población a fin de evitar los riesgos de la sordera cada vez más frecuente e incapacitante.

Es por eso que todos los que de una u otra forma trabajamos en salud estamos en el deber de informar sobre estos riesgos a fin de prevenir mayor incidencia de daños auditivos para lograr bajar esas cifras que ya se vislumbran alarmantes a nivel mundial.

Desde la vacunación contra infectocontagiosas como la rubéola, hasta el control de ruidos en áreas específicas como zonas industriales y de alta concentración de empresas y comercios en las ciudades.

Una acción que deben hacer los gobiernos locales y que la población debe conocer para evitar mediante el uso de protección, los daños relativos.

Ya la medicina y la misma ciencia biológica en muchas de sus áreas trabajan para evitar las afecciones congénitas, por lo que depende de cada uno de nosotros el ir corrigiendo estas acciones que a la larga determinarán que perdamos como sociedad, la capacidad auditiva a edades netamente anteriores a la edad madura o senil.