El Descenso.
Bajé al baúl, estaba llenito de luces flotantes de todos los colores. Sonreí. Nunca lo había visto brillar tanto desde aquella vez primera..
«Tenía seis años cuando abrí la tapa y comencé el descenso. Olía a torta de chocolate y había millones y millones de chispas de colores en el suelo. Volví, nunca dejé de hacerlo. Pero cada que lo hacía habían menos luces, hasta que solo quedó una vela amarillenta».
Corrí hasta la mesa, donde solía venir a esperar a tantas personas. La mesa seguía siendo vieja y oxidada, con dos tazas de café polvorientas. Me senté y susurré una canción muy vieja. Sabes, quisiera que estuvieras aquí, en mis pensamientos, viendo las luces de colores flotar, hacer su magia. Quisiera que estuvieras aquí, tomando café y yo mirándote hacerlo.