Camino hacia el destino/ Capítulo 4: reencuentro inoportuno.
16 de julio del 20** Caracas, Petare, Venezuela.
Desperté como a eso de las ocho y media de la mañana con una cara de no querer levantarme. Empiezo a ver la lista de cosas que debo hacer hoy mientras me cepillo los dientes y me visto para salir, antes de dejar la casa subo al segundo piso de la casa y veo el cuarto de mi hermana con una inscripción en la puerta que dice “Liz”, sonrió y luego continuo mi camino hacia su cuarto, la veo y antes de irme le doy un beso de suerte mientras me voy de la casa a hacer mis cosas. En poco tiempo Casandora no tarda en aparecer como era de esperarse.
-¿esta vez a dónde vas querido?- pregunta con su típica sonrisa sádica y seductora.
-voy a comprar el mercado de hoy y también unas pastillas para liza- respondo algo falto de emociones pero intentando forzar una pequeña sonrisa.
-cuidado de adónde vas- dice con un tono de regaño.–recuerda que trabajas para mí y también para ti, tenemos vistas hacia todos lados recuérdalo.- dice advirtiéndome antes de desaparecer tal y como llego.
-lo tendré en cuenta.-
Llego a un supermercado colmado de gente. Al parecer estaban dando ofertas y también estaban vendiendo harina de maíz y de trigo. Me dirijo al pasillo de los cereales y tomo dos cajas de cereal azucarado y también tomo un paquete de galletas, luego de eso me dirijo hacia el pasillos de frutas y verduras, tomo un kilo de apio, medio kilo de lo que nosotros llamamos aliño (cebollín, cebolla, ají, etc…) y los pongo en mi carrito del supermercado. Paso por la farmacia y aprovecho para ver si encuentro las pastillas para Liza.
-¿tiene vitaminas B12 y C?- le pregunto a la señora mientras veo mi lista.
-sí, de doscientos miligramos nada mas- Veo a la señora y esta me da una muestra.
-está bien, si puede ¿podría buscar estos medicamentos por favor?- le digo amablemente a la señora mientras le
doy la lista y me saco de mi bolso la cartera. La señora asiente y se va con la lista
-hola bastión- me dice una voz familiar he irritable desde mi espalda pero no me sorprende que me llamen así; lo que me sorprendió en ese momento fue ver quien me llamo asi.
-¿Thalía?- digo incrédulo y levantando una ceja.
-Claro amor mío…- dice mientras la se acerca para besarme y en eso la aparto de inmediato.
-¿enserio crees que voy a volver contigo solo por insinuarme así y coquetearme después de lo que nos hiciste?- Digo sin rastro de emoción alguna.
-sí, después de todo nadie lo hace mejor que yo- dice insinuando y levantando ambas cejas.
-por favor.- digo algo molesto. –Intentaste violar a Liza mientras andaba dormido- digo mientras pago las cosas del supermercado y la farmacia. – Solo déjanos en paz.- ella se va y yo sigo mi camino hasta la casa cuando de repente Casandora me advierte de que alguien está en problemas. A lo que corro siguiendo a Casandora hasta encontrarme con dos demonios disfrazados de criminales los cuales estaba atacando a Thalía.
Ella estaba en el suelo llorando mientras uno se intentaba bajar los pantalones en un callejón de mala muerte con ella. En cuanto llego tomo del hombro al primer demonio y le torso el brazo mientras cae en el piso, luego lo tomo del cuello y se lo tuerzo matándolo al instante. Sigo escuchando los gritos de Thalía la cual estaba en el callejón. Llego a donde está el otro demonio y le toco el hombro con mi mano.
-¿molestando damas?- el arremete mientras le golpeo el rostro simultáneamente.
-No por favor- dice mientras lo aviento a un muro –no quiero volver- grita desconsoladamente.
-lo siento- digo sin emoción alguna mientras golpeo su cabeza. – ¡Golpea, aniquila, mata…!- grito desahogándome por completo, el demonio cae inconsciente mientras me levanto del suelo. – ! Destruye ¡- digo pisando la cabeza del demonio y aplastándola para acabarlo. En eso levanto y llevo a Thalía al hospital para que la examinen y luego me voy para dejarla descansar y llevar mis compras.
-¿Porque lo hiciste?- Dice Casandora mientras me siento en el sofá de la casa.
-¿de qué hablas?- Digo haciéndome el loco.
-¿Porque la ayudaste?-
-Quería desahogarme o tal vez solo quería matar a esos demonios- Digo mientras mi expresión cambia a una más sádica y siniestra. – O también tal vez quería ver sus caras de espanto y horror.- digo mientras me rio siniestramente.
-Lo que digas- Casandora sube al piso de arriba a ver a Liza pero se detiene en la puerta al ver que hay varias cruces he imágenes de Jesús Cristo en la entrada. –Se llama compasión eso que hiciste, demonio sin corazón- dice soltando una pequeña risa mientras desaparece de la casa.