ENTRE BESTIAS Y VAMPIROS
surgen rudos bichos
con apetito hacia la sangre,
enormes colmillos,
alas fuertes
sed insaciable,
y un sonar en la nariz
para enfilar hacia su mártir indefensa.
Con sigilo viola el sosiego de la bestia
para saciar su estéril bazofia.
Sienten la tibia sangre
y en un soplo cercena la vena
para exhibir su rico manjar.
Lamen, lamen,
sin cesar
hasta que la bestia absorto en su sueño
abate su templo
sin saber que tiene adherido
un hostil espectro sorbiendo
su inerme esencia.