Si quieres leer la historia completa, es mejor que empieces por el principio para que lo puedas comprender. Aquí está el primer capítulo: Capítulo I:

Ramsés: Antonio, en el lugar donde tu estas, ¡no hay límites! Tu creaste la fábula de que estas hablando por un teléfono conmigo, pero la verdad este intercambio de ideas se está haciendo cuánticamente. Amigo estamos hablando telepáticamente, no te puedo dar noción de tiempo porque en el trayecto se pierde. Si te digo que aquí es de noche, la verdad es que en tu universo todo es instantáneo, pueden haber pasado dos minutos o dos días es irrelevante. Tu esposa está bien, hablé con ella, le dije que estamos bien y que te llevé para una sesión de péndulo, que vas a estar un par de horas allí. Eso te dará tiempo en este universo para que te sincronices de nuevo y nos veamos en la plaza.

Yo: Hermano, ¿Cómo sé que no me quedé dormido en el auto saliendo de la logia esta mañana?

Ramsés: Puedo llamar para allá y preguntar si fuiste hoy. De pronto hablo con ellos y tienes meses que no te han visto. Puedo intentarlo, pero te recomiendo que en lugar de perder tiempo viendo como llegaste, te pongas a trabajar en buscar la salida.

Yo: Bueno, si en este lugar no hay límites, ¿porque no me puedo mover?

Ramsés: Porque no te tienes que mover, porque allá no aplica. Estas en el mundo imaginario que algunas sabidurías antiguas indican que es el mundo real. Allá no hace falta un cuerpo físico, todo lo que tiene alto, ancho y profundidad pertenece a mi universo. Date cuenta que no pesas nada, ¿quieres ir a algún lugar? Piénsalo y se creará de inmediato.

Yo: ¡ok, espera! Me vine a Los Roques, el agua templada, la arena blanca, el sonido de los pájaros a lo lejos, cuanta plenitud. El sol aquí no quema, no tuve que tomar una lancha durante una hora saltando peligrosamente las olas. Llegué, estoy aquí. Los pies se me hunden en la arena que no se calienta porque está hecha de conchas marinas. Hay un pez grande que está feliz, es raro, parece una culebra, pero con boca de pez. Me está diciendo que está harto de la gente pendeja haciéndole fotos y jodiendo los arrecifes de corales. Aquí las cosas me hablan telepáticamente hasta con los animales. Se siente como si fuésemos todos iguales.

Ramsés: ¡Claro! Recuerda que eres auditivo. Te llegan los pensamientos como voces que te hablan, de la misma manera que te ha venido llegando la música esa que compones.

Yo: ¡Hey! El pez me está invitando a nadar, estoy buceando con él y puedo respirar sin problemas. Siento lo mismo que él, el agua es mi medio ahora y para mi es normal. Me refiero a que hay un regocijo que jamás pensé que sentiría.
No hay limitaciones aquí, puedo hacer lo que quiera. Ramsés en tu triste universo yo casi no sé nadar y vivo con alergias, pero aquí no existen los limites.

Ramsés: Ahh es que ahora resulta que mi universo es triste! y pensar que hace un instante estabas loco por regresarte. Estas en el sitio donde se origina todo, los pensamientos fluyen desde allí. Por eso es que no todo es color de rosas, allá están todas las intenciones, y el origen de todos los sentimientos, las emociones, en el combustible del mundo.

El sonido aparecio a un volumen determinante. Perdí comunicación con Ramsés y me acabo de dar cuenta donde estoy. Una vez que supe que las reglas del otro universo no están presentes, todo perdió sentido y entendí que lo que estaba viendo a mi alrededor era un intento por seguir perteneciendo al universo donde la gente está convencida que las cosas no se pueden lograr. Aquí el movimiento lo genera la convicción que tenga de hacer las cosas. Debo tener certeza, creer que puedo hacerlo y se materializa. Pero hay algo que me detiene, ahora entiendo a Ramsés. Empiezo a mirar otra perspectiva, y entiendo que algo importante vine a hacer aquí. El ruido aumenta, la frecuencia se agudiza, el entorno cambia de color constantemente, estoy en el medio de un torbellino de luces y sonidos.

Hasta que llega el silencio