Escribir para vivir muriendo
Photography by: Bárbara Salvatierra
Tengo casi toda mi vida sintiendo la necesidad de escribir, desde pequeña usaba pequeñas libretas y escribía versos. Eran versos inocentes, llenos de vida, nostalgia, amor y familiaridad. Escribía sobre las estrellas, sobre mi abuela, sobre los animales, pero jamás supuse que escribía sobre la vida, tanto como quiero hacer hoy.
Recuerdo que poco a poco empecé a escribir textos largos, sobre los miedos, las emociones, la inseguridad que toda persona a esa edad puede tener. El colegio, la secundaria agitaban mis dedos para escribir. Amaba leer, ya no leo tanto, amaba inspirarme ya no hallo musas, ya no hallo letras, palabras, significados.
Recuerdo que empezaron las dificultades, los momentos más asfixiantes, el ahogarse en un vaso de agua y entonces escribía con más inspiración, desesperación, humillación propia y veía que del dolor salía algo bello.
Luego llegó el amor ¡AH EL AMOR! llegó el amor no correspondido, del que te oprime el pecho, te lleva al cielo y de una vez al infierno. Escribía sobre él, sobre ella, sobre todos los que amé en la más grande inocencia de mi conciencia. Las palabras llegaban solas, sin buscarlas, me inspiraba ebria, sobria, con ron y café, con música, en silencio, sola y en compañía, el amor más terrible del planeta me hacía escribir las letras más certeras y sin cordura.
Tengo casi toda mi vida escribiendo, a veces de todo un poco, otras veces escribo mucho sobre una sola cosa. África, el mundo, la vida, los sueños, las injusticias, las verdades, mentiras, sentencias del alma misma. Tengo casi toda mi vida escribiendo, duré unos cuantos años sin hacerlo, pero hoy regreso, hoy me siento, hoy escucho el teclado y pienso en que, quiero volver a nacer haciendo esto.