De un lugar a otro
Viajes y Turismo es el espacio donde estaremos hablando de viajes, propios o ajenos, y de todos esos lugares maravillosos que pueblan nuestro planeta tierra. Será una guía y también un compendio histórico para todo lo relacionado con esa cualidad primitiva del hombre de ir de un lugar a otro, conocer más allá de donde sus posibilidades motoras lo permiten y hacer suyo el legado dado por el Creador.
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El ejemplo más añejo en la historia del traslado humano pacifico y organizado tuvo una motivación religiosa, en los templos de antiguas civilizaciones como la egipcia y la griega se celebraban ceremonias que reunían al pueblo para adorar a sus dioses, una vez consumadas estas festividades los peregrinos retornaban a sus hogares.
Los movimientos hacia otros lugares más destacados eran los que se efectuaban con motivo de acudir a los Juegos Olímpicos Antiguos en la ciudad de Olimpia, a la que asistían miles de personas mezclando religión y deporte. Con la celebración de la justa se anunciaba la tregua olímpica, para permitir a los atletas viajar en circunstancias de confianza desde sus polis hasta Olimpia.
En el Imperio romano, algunos ciudadanos frecuentaban aguas termales (termas de Caracalla), eran asiduos asistentes a grandes espectáculos, como los teatros, y ejecutaban desplazamientos usuales hacia la costa. Estos viajes de placer fueron viables dado a tres agentes principales: la Paz romana, el adelanto de vías de comunicación y la prosperidad económica que facilitó a algunos pobladores medios económicos y tiempo libre.
La Edad Media terminó con el turismo incipiente, salvo las actividades de cruzadas como la única manera posible de viajar por Europa y el Oriente Próximo, los viajes por placer llegaron al mínimo. Mientras en el Renacimiento los señores e intelectuales humanistas redescubrieron el agrado del reposo. Los aristócratas, los ricos mercaderes y banqueros se crearon y edificaron viviendas en el campo, destinadas al ocio durante esta época.
Lo cierto es que el hombre desde sus inicios ha estado de un lado a otro en busca de satisfacer diversas necesidades. En el devenir de la historia de la humanidad ha existido el componente social de querer escapar temporalmente de todo, renunciando al ambiente cotidiano como vital motivo, sin preocuparse por el sitio al cual ir; preferentemente, a un ambiente más agradable del que envuelve la rutina diaria. En el tema del turismo este motivo establece la base para el deseo de viajar e incluye la incubación de una necesidad.
En la actualidad la vida parece ir más rápido y la presión resultante se siente sobre todo a nivel de la falta de autorrealización, autoconocimiento y autenticidad. La necesidad de darse un tiempo, tomarse unos segundos, cambiar de ambiente, cada vez es más frecuente, esa búsqueda por la influencia del entorno en el estado de ánimo, implica hasta los mínimos traslados dentro de una misma ciudad, tomar aire, estar en contacto con la naturaleza se traduce en bienestar aunque sean pocas horas.
Todas estas actividades que se han dado a través de la historia, no es más que un placer humano para obtener la paz y tranquilidad que trae el cambiar de ambiente y allí el turismo juega un papel esencial, no solo teóricamente sino por la capacidad que tiene de transformar actitudes en el hombre y la maquinaria financiera económica que es en sí mismo. El hombre, el ser vivo nunca perderá esa necesidad que organizada y reglamentada se llama turismo: de andar de un lado a otro.
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