Espacio de Apertura: Madres, guerras, ideas y cine, momento a Raja y Tabla con Pedro Laya

in #celfmagazine5 years ago

Vamos a encaminarnos por los pensamientos políticos del profe Laya, mientras conversamos sobre su vida. Su paso por la guerrilla. De la madre que lo vio crecer. Sus caídas y sus levantares. Y, por supuesto, sobre su pasión y único amor perdurable: el cine.

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¡¿Esto no lo hacen en el Este? Eh; allá si se comportan, ¿verdad?!” grita la vecina del tercer piso del edificio que se encuentra paralelo al callejón Campo Elías de La Candelaria. Señala con la mirada, dos colillas de cigarrillo que sostiene con la mano, mientras acusa con el dedo índice de la otra a la que posiblemente sea la productora, y sus asistentes. Intentan apaciguarla y disculparse por el “reguero” de los cigarros en el suelo.

De la calurosa clandestinidad del Pozo Canario, que funge esta vez como set de grabación, sale una mano negra a tomar la papelera y se va directo a la causa del caos sonoro. La señora perturba el dilatado momento de todos los que andan reposando su hora de almuerzo. “¡Vieja, yo mismo fui el que botó esos cigarros al suelo, y vieja te dije ya! Deje de molestar que yo hago esto en el Este y donde me dé la relamida gana de hacerlo. Buen provecho y Buenas tardes”. Le presenta la papelera y la señora mira a la supervisora de aquel hombre con ojos de irritación y prepotencia. Acto seguido, bota las colillas de cigarro y se marcha a la reja del edificio que acompaña el antiguo restaurante canario: símbolo cultural y gastronómico del centro de la capital venezolana. El silencio vuelve. La calma es la victoria del viejo. El calor que se escapa del interior de la locación y el hilo del humo blanco que impregna de tabaco la atmósfera, vuelven a alinearse. El mantra de aquellos que colaboran para que este film se dé resuena: “¿tienes fuego?”

La contradicción es la compañera de Pedro Laya. Él siempre la invoca ante su andar cotidiano, hoy no es la excepción. Ante la sequía de enero; en pleno mediodía seco de Caracas la chaqueta de jean acompaña una franela debajo de una camisa manga larga; metida dentro de unos vaqueros gruesos. El outfit no está completo sin su distinguida bufanda marrón y con la desgastada gorra jean que lleva siempre. La argolla en sus lóbulos predica una vida llena de rebeldía.

Subimos al café de la esquina que está enrejado para evitar hurtos. Mientras caminamos, nos encontramos con cada jefe de área, director general y productor. Me presenta y les comenta que le van a ser una entrevista. Una sonrisa aparece en la melena encrespada blanca que tiene en la cara y alza sus lentes de aviador. Por fin 71 años de experiencia podrán ser condensados en estas cuartillas. Técnicos y a actores que se miran entre iguales, saludan a uno de los directores de fotografía que más se ha consagrado en la pequeña industria del cine venezolano. Los que saben, lo felicitan por ser el día del maestro. “¿Sabes lo que es una brocheta? Nada como una brocheta” la sonrisa vuelve a parecer.

Su apellido es conocido en los viejos movimientos políticos de izquierda, que alguna vez fue vanguardia en el continente. La madre de Laya, Argelia Laya es una de esas personas que, como dice Brecht: “Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Es símbolo de las defensoras de derecho femenino. El arte y el espectáculo se codeaban con las ideas revolucionarias, socialistas y comunistas por Latinoamérica. El fantasma del comunismo recorría el país en manos de guerrilleros; en voces de políticos; en pluma de periodistas; en canto de músicos y en los revelados fotográficos de cineastas y fotógrafos. Laya, no conforme con ser el hijo de la Argelia, se abrió paso por los senderos del conocimiento y saber hasta dónde podía conocer. Un eterno peripatético: Fotógrafo, actor, guerrillero, docente, publicista, director de fotografía, productor y percusionista para la banda de su hermano.

Siendo descendiente de barloventeños, Laya pide, en pleno calor pesado, un Cerrero. “No, no sé qué es una brocheta”, contesto a su pregunta. Sus facciones faciales indígenas se entremezclan entre la piel marrón oscura que dejó huella el sol a sus antepasados. Sus manos ásperas y con heridas (¿será de combate o de cocina?) sostienen el pequeño amigo canceroso. Llega, por fin el café, y seguidamente, Laya moja la punta del filtro, prende el cigarro, toma un sorbo y empieza la chimenea andante. “Esto es una brocheta”, me dice con satisfacción.

¿Desde cuándo fumas?

Nací en 1948. Y desde pequeño me acuerdo prenderle los tabacos a mi abuela en Río Chico y a mis tíos en las fiestas que se formaban. Fumé durante veintipico de años, lo dejé durante gran parte de mi vida y ahora llevo once años fumando. He llegado a fumar dos cajas al día. Ahora, yo sin esto (señala el café y el cigarro) no trabajo. No me levanto cada día para estar en este rodaje, o en cualquier otro, a las siete de la mañana. Por ejemplo: yo llego a las siete aquí, prendo mi cigarro, me voy tomando un café que pesque por ahí y me pongo a conversar con el chamo de los zapatos de la esquina. Ya estoy listo para trabajar. ¡¿Ah, pero tu como que vas a grabar?!”.

Bota filtro. Saca cigarro. Prende cigarro. Inhala. Humo blanco.

¿Dónde estamos?

Estamos en el rodaje Tarquería el Chivo, una producción independiente. Estoy como asesor de dirección de fotografía, que pensé en algún momento que iba a estar como DF (director de fotografía). Ser asesor de fotografía es dirigir la fotografía sin tener la potestad de decidir. El DP es un liderazgo renunciado y aquí estamos ¡once potenciales directores de fotografía! todos en sus áreas, pero todo con formación integral que les permite desempeñarse en varias áreas. Tanto del cine como fuera de este.

¿Ya querías desde bachillerato pertenecer a la guerrilla?

Yo entré a la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, me incorporé como oficial, a los 14 años. Yo me gradué como oficial en la escuela clandestina de la FALN a los 14 años ¡como el mejor estudiante!

¿Cómo recuerdas que se planteó la lucha armada en Venezuela?

El PCV no participó desde Gómez hasta Pérez Jiménez en actividades armadas ni conspiradoras ni actividades terroristas. No como Betancourt, que conspiraba a cada rato para que sacaran a Rómulo Gallegos, que también era adeco. Los ponebombas en la dictadura de Pérez Jiménez eran los adecos. El PCV se plantea una posibilidad armada a partir del año 61’, que es cuando comienza la guerra armada en Venezuela. Guerra que la cual muchos guerrilleros se sienten identificados. La lucha de guerrillas, bueno, siempre hubo lucha de guerrillas. Desde Bolívar era lucha de guerrillas, Paéz era lucha de guerrillas, Gómez. O sea aquí hay lucha de guerrilla siempre, pero de la que hablamos es del 61’.

¿Cómo fueron las acciones que emprendió la guerrilla cuando Betancourt ingresa a Miraflores?

Teníamos frentes guerrilleros, destacamentos guerrilleros, unidades tácticas de combates, operamos en la ciudad: robábamos bancos, asaltábamos joyerías, hurtábamos pistolas, matábamos policías. Un policía diario, durante tres meses. Es por esto que Betancourt prohíbe el PCV.

¿Y por qué Rómulo Betancourt? Si él fue quien consolidó la democracia en Venezuela, y de pensamiento izquierdista.

Betancourt fue un títere ligado a los intereses de las Siete Hermanas ¿quiénes son las Siete Hermanas? Standard Oil, Exxon Movil, Royal Dutch Shell; la Siete petroleras más poderosas del mundo. El pacto de Punto Fijo o el pacto de Nueva York lo propician los Rockefellers. ¿Cómo el partido comunista se iba a aliar a un pacto que velaba por los intereses de Norteamérica?

¿Qué estudiabas en la escuela clandestina de la FALN?

Lo que se estudia allí… Explosivos, estrategias, actividades clandestinas, normas de seguridad, el uso de armas (quedé primero en tiro).

¿Por qué luchaban?

Por establecer un modo de producción socialista. Ese era la lucha. Lucha por el socialismo.

¿La guerrilla estuvo implicada en la conspiración de Trujillo para matar a Betancourt? ¿Trujillo los contactó?

No, no tenemos nada que ver con eso. Es más, nosotros organizamos una expedición, de los primeros grupos armados del PCV, para invadir República Dominicana contra Trujillo.

¿Qué hacías en la guerrilla?

Oficial de transporte, logística, seguridad y comunicación. Esas fueran las áreas en que me desempeñé. Yo era el que suministraba, con ocho, nueve años, en las manifestaciones de Pérez Jiménez, los revólveres y las balas.

¿Cuánto estuviste en la lucha armada?

Del 62’al 67’. Cuando el PCV firmó la paz democrática, terminó la guerra. Supimos que no íbamos a llegar al poder. Esto era una revolución democrática burguesa con apoyo militar: que es lo que se da con Chávez ¡Un bojote de años después, 31 años tuvimos que esperar! Claro, Chávez no es ninguna revolución socialista. Esto no es socialismo, es un disparate, pero es algo. Los procesos radicales son largos; mira Cuba, no ha cambiado mayor cosa.

¿Volverías a la lucha armada?

Claro que sí. Sigo estando. Mi misión es: Luchar por la patria libre o morir por la patria.

Bota filtro. Saca cigarro. Prende cigarro. Inhala. Humo blanco.

¿Concluiste tus estudios?

Claro. Yo ingreso al Fermín Toro porque era secretario juvenil FND de la Pastora, que era el partido de Uslar Pietri, y me habían postulado como secretario nacional. Y entro firmando en el Ministerio de Educación quién ingresaba en los liceos, y metí a todos mis camaradas comunistas en el Fermín Toro o en el que ellos querían. Los repitientes, las malas conductas los metí yo. Estábamos en guerra y cualquier oportunidad la tomábamos.

¿Empezaste primero a actuar o cómo llegaste hasta aquí?*

Yo, lo primero y único que quise hacer en algo que tiene que ver con el cine, o con el arte, fue actor de cine. Yo entré al cine a los 19 años como ayudante de operador de revelado.

¿Tú viniste de Río Chico a Caracas para ser actor?

No chico, yo soy de Caracas. Yo empecé en el cine porque tenía problemas de estudios. Yo lo que quería era ser comandante de la guerrilla venezolana y quería ser presidente de Venezuela una vez en la vida. Eso lo que quería ser en la vida. Más nada.

(Sonrisa que se convierte en risas)

¿Entonces a qué apuestas en esta industria?

Yo apuesto por un cine que decodifique. Mi grupo y yo empezamos a denominarlo Cine Urgente. Este cine consiste en que cuando entre en contacto con el espectador lo transforme, lo ayude a decodificar y a descodificar. Yo establezco una diferencia entre los términos decodificar y descodificar. Decodificar es desarticular, y descodificar es organizar un mensaje coherente con lo que el individuo a decodificado. Puede que esté equivocado semánticamente, ontológicamente, epistemológicamente, porque no tengo claro nada, pero la necesidad es que un espectador salga de una película entendiendo que todo lo que ha visto en su vida ha sido engañado. Que en su inconsciente ha sido sembrado seudo-valores, de antivalores.

¿Dónde puedo ver Cine Urgente materializado en un film?

Z, de Costa-Gavras o El Día que Salieron los Peces de Michael Cacoyannis son obras de este orden que ya no se dan. ¡Al Paredón! ¡Eso es Cine Urgente neto! Es cine que nace espontáneo, es decir, nace de la necesidad que tuvo el director de expresarse. Capaz de construir una obra sintética, combativa y de vanguardia. Esa fue del año 78’; yo ahí hice dirección de fotografía también. Y algo de producción.

¿Y El Papa en Caracas es también Cine Urgente?

Sí, además que esa la hice con la mamá de mis hijas. Esa también es una buena propuesta para entender de qué se trata la decodificación y la descodificación.

¿Entonces tú les enseñas esto a tus estudiantes?

Todo el tiempo. Yo tengo un temario, que es el producto del intercambio que yo he tenido con los estudiantes que han acudido a mis clases. Yo llevo dando clases, en el mundo del cine desde hace 52 años, porque como yo era asistente de operador de revelado; y si yo quería ser operador, tenía que enseñarle a alguien ser asistente. Y así fue siempre. Si yo quería ser operador de cámara, tenía que enseñarle a alguien a ser foquista. En el mundo académico llevo 34 años.

¿La mejor película en las que has estado? ¿Dónde te hayas sentido bien en hacerla?

Al paredón.

¿Y la peor?

¡No joda! La Montaña de Cristal de Joaquín Cortez. Año 87’ u 88’. Tuve que actuar. Cuando leí el guión decidí que no quería actuar, pero el productor, Tamanaco de la Torre, me dio el mejor argumento para terminar de convencerme: “Mira, Pedro, ¿pero tú no tienes que comprar pañales? “¡Coño, verdad que sí! Dame esa vaina chico, que yo actúo. Como director de fotografía, la peor fue En Venezuela Fue la Cosa; que no es tan mala, pero tuve que renunciar por el fascismo que tenía ese film. Tuve peos con el director y todo.

¿Por qué no hiciste un largometraje?

Tengo varias cosas por ahí, pero me tengo que poner a escribir. Si me pongo a vivir la vida, no puedo hacer películas; y si me pongo a hacer películas, no puedo vivir. A mí me gusta ver películas.


Te has visto envuelto en cada momento de los 20 años de Revolución Bolivariana. Como militante, como ciudadano, como exguerrillero y como trabajador del Estado. ¿Cuál es el pensamiento que te generar pensar en la globalidad de este momento que ha transcurrido?

La conciencia de la autoestima que se desarrolló. La elevación de la autoestima. Chávez llega al poder en Venezuela, rescata la microautoestima que tenemos los venezolanos.

Bota filtro. Saca cigarro. Prende cigarro. Inhala. Humo blanco.

¿El chavismo es revolucionario?

Para mí esto no es revolucionario, pero esto no quiere decir que no los apoye. Las conquistas sociales están ¿o es mentira que hay una Misión Vivienda (señalando con la mano)? Y quién le rompe la madera que hay más de cincuenta universidades en Venezuela. Chamo, la educación gratuita. Mira, yo hice un documental para vender este país con Teodoro Petkoff. Venezuela: País de Oportunidades, este era el documental de la Agenda Venezuela: privatizar todo.

¿Y entraste en contradicción, en conflicto interno al hacer esto?

No ¿por qué entraría en contradicción? ¿No soy cineasta? yo hago películas, yo hago lo que sé.

Te parece, en contexto internacional y nacional; aunado con el aspecto histórico en el que nos estamos desenvolviendo ¿podemos decir que ya hablar de revolución, comunismo, socialismo en un joven ya es cosa del pasado?

Es que cuando uno habla del comunismo y el socialismo tiene que saber de qué se trata. Primero que el comunismo es una cosa utópica, tanto, que no existe el dinero. En el socialismo, que es igual de difícil, no hay explotación del hombre por el hombre. Es decir, que un modelo estatista, como el cubano, donde el Estado es la empresa, hay explotación. El socialismo es muy difícil porque requiere un estado elevado de conciencia social que suprima la explotación. Además, que tú tienes que comer, tienes que resolver los problemas de la casa. Toda la base material tiene que estar resuelta. Por eso el socialismo parece una idea lejana.

Pero entonces ¿usted luchó por algo lejano?

Lucho, sigo luchando y seguiré luchando. Ahora, para que un chamo, hoy, pueda ser revolucionario, tiene que tener dedicación a la investigación, al compromiso con la propuesta, requiere tener un arraigo hacia los valores espirituales. Y eso se debe manifestar en la práctica cotidiana. Entonces: tú piensas es cómo vives, tú no vives como piensas. ¡No te sirve un carajo haberte leído la obra de Marx para decir que eres socialista! Tú vas para el monte y te consigues a alguien que sin haber leído, vive de manera socialista.

¿Las ideas revolucionarias te parecen que siguen vigentes?

Más vigentes que nunca. Lo que pasa es que como las organizaciones están sumamente contaminadas por el ejercicio del poder. El poder es el elemento más contaminante que hay, entonces todo se distorsiona. Cuando alguien tiene el poder, empieza a controlar todo y exige más poder.

¿Pero tú no querías ser presidente?

Sí, pero no tengo tiempo. Estoy muy ocupado para ser presidente.

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¿Cómo fue ese momento en tu vida en que decides entrar, como dices tú, a la mala vida?

Yo entro en un estado de depresión muy profundo. Cuando Argelia se va a la guerrilla yo me quedo con mis hermanos y me convierto en su representante. Casi como un padre. El menor, Rafael, le decíamos El Tigre porque era cantante, era con el que tenía más conexión. El que más crié; fue con el que llegué a fumar marihuana y era con el que más jodía. Él fue quien fundó el grupo Ahora. Bueno, El Tigre y yo tuvimos un accidente. Y cuando voy al juzgado, que quedaba en Valera, para declarar y así aprovechaba y retiraba el carro, me interrogan por media hora. Salgo inocente, pero le pregunto: “¿si hubiese sido culpable, de cuanto es la pena?” “seis años”, me responden. Entonces decido que, durante seis años, yo me iba a destruir la vida. ¡El carro lo vendí y me lo bebí enterito en agua ardiente! ¡En más nada me gasté esos riales! Claro, esos años me permitieron alejarme de esta realidad y no alienarme.

¿Te llegaste a casar?

*No, no quise casarme para no tener que divorciarme. ¡Las relaciones afectivas máximo duran siete años!

(No aguanto la risa) ¿dicho por ti?

Eso está comprobado científicamente ¡Carajito! La endorfina y las hormonas que se segregan cuando uno está en estado de enamoramiento, que se asemeja al estado de locura, dura máximo siete años.

¿Eso lo máximo que duraste con la madre de tus hijas?

Fíjate tú, yo crié a dos niñas: a mi hija y un hijo de ella, durante ocho años. De resto, mis relaciones han durado menos.

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¿Qué te dejó tu mamá?

Mi mamá fue presidenta de la Federación de Juventudes Católicas Venezolana y ¡jamás! me dijo que fuera a misa y o dijo que Dios existía o que no existía. Ella dejó que me desarrollara libremente. Y en un momento avanzado de mi vida me dijo, cuando me iba para Cuba, a mí y a mis hermanos nos dijo: “Ustedes no fueron educados para vivir en esta sociedad.”

¿Crees que, si no hubiese sido por tu mamá, no hubieses sido revolucionario?

Eso es como decir que sí mi abuela anduviera en silla de ruedas yo hubiese sido bicicleta. Eso no lo puedes decir.

¿Qué te gustaría decirle a tu madre?

Que estoy muy bien y que puede seguir sintiéndose orgullosa de mí. “Tú vales mucho, negro”, me dijo varias veces ella.

Bota filtro. Saca cigarro. Prende cigarro. Inhala. Humo blanco

Te queda treinta años de vida ¿Qué te gustaría hacer?

Yo nunca voy a dejar de estudiar. Yo siempre he estudiado. De manera autodidacta. Para ser DP tuve que estudiar y leer libros que jode. ¿Me quedan 30 años de vida? Yo espero llegar a 150 años. Tal vez sea mentira, pero yo espero llegar a 150.

¿Qué es Dios?

Una realidad. Es un símbolo arquetipal de la humanidad.

¿Qué es ser comunista?

Es un individuo con los valores espirituales elevado. ¡Un disparate! Imagínate tú que el comunismo no existe la maldad. Una fantasía, un disparate.

¿Si no te da miedo morir, qué te da miedo?

Me da miedo equivocarme. Me gusta trabajar sobre seguro. La vida me ha enseñado que los peligros no pueden ser precarios; que no se puede trabajar sobre seguro, pero se puede tomar las precauciones. Bueno… me da culillo cuando ando rascado en la moto ¡Dígame cuando me meto cripy en esa mierda!

¿Cuál es tu visión con respecto a Venezuela?

Le esperan momentos duros que tiene que echarle pichón. Requiere renunciar al facilismo, a la vagabundería, al bachaquerismo, a la apatía. Requiere mucha dedicación, mucho empeño, mucho compromiso de hacer las cosas bien. Requiere de mucho amor propio.

¿La mejor foto que has tomado?

La tengo en la cabecera de mi cama. “La Prensa Miente”, se llama. Es mi hija, Flora Marcela, pocos días antes que naciera, en el vientre de su madre.

¿Qué te gustaría que dijese tu lápida?

Aquí no voy a ser nada original. Tengo dos opciones: Cuando tuve el prestigio, yo escribía un poema en cada autógrafo que me pedían. Las palabras son de Julius Fučík, un luchador checoslovaco: “He vivido por la alegría; por la alegría, he ido al combate y por la alegría ¡muero! Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre”. Tengo esa frase o esta: “cuando la cabeza no quiere, ni la boca ni el culo habla. Cojo culo y reviento cagaleras” Una de las dos. Que ellos decidan.

Nuestra Señora de La Candelaria llama a sus feligreses de la misa de la tarde. Las campanadas acompañan a las partidas de tenis de mesa que se disputan. El ácido láctico de los músculos se activa, mientras los deportistas descansan de la serie de paralelas en el gimnasio al aire libre. Al parecer, el Caracas (equipo de béisbol) ganó la noche anterior. Se escuchan las prédicas de aquellos que contemplan el cuerpo como templo. Llevamos dos cafés cada uno. El Ávila: pintada de sombras y de distintas tonalidades verdes acompañan a los presurosos transeúntes, que hartos del día, toman sus últimas fuerzas para las horas pico del metro.

Hoy trabajan en la noche para las escenas nocturnas, y esas son las más difíciles en cuanto a iluminación. Pedro Laya Martínez bota el filtro. Saca un cigarro de su chaqueta. Prende cigarro con el yesquero que le queda poca combustión. Inhala. Y con la última bocana de humo blanco se despide. Va continuar renunciando a su liderazgo para que alguien haga bien su trabajo.

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Escrito por Miguel Alfonzo

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El profesor Pedro, mucho que aprender de este maestro de la luz. Estupenda entrevista, agradecido por llegar a estas líneas tan auténticas de un hombre tan original.

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