Ciertamente hay cosas que uno no espera jamás; no son el tipo de situaciones que planeas ni mucho menos ese tipo de pronósticos en los que te levantas pensando en la mañana que pueden sucederte durante el día.

Resulta ser que este amiguito se metió a mi casa sin permiso; llegó de pronto siguiendo a mi mamá y la verdad; luego de ver su carita, es complicado tomar la decisión de sacarlo a la calle de nuevo.

Para ningún venezolano es una mentira que en esta situación comprometerse con una responsabilidad como la que él representa es algo que se ve cuesta arriba; un perro es una boca más que alimentar, son vacunas, baños, cortes de pelo, vitaminas; un perro representa muchas cosas, pero me atrevo a decir que también es un pequeño angelito que solo espera lo que uno sea capaz de darle.

No sé qué voy a hacer con él; por lo pronto, mientras resuelvo, intentaré ser un buen anfitrión para él. Decreto que todo saldrá bien, encontraré la solución que necesitamos, tanto para el peculiar visitante como para mí.

(Las fotos fueron tomadas por mí)

Una pequeña anécdota.

Por Manuel V. Martínez R.

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