Sobre los recortes de la mente
descansan los suspiros,incompletos,
como las vivencias
que ahora se añoran.

Me concentro en este idilio con la vida.
Y si esto es real,
y de casualidad también la parte imaginaria lo es...
¿Le queda algún espacio a la casualidad?
Retomando los idilios me pregunto:
¿Cuántos habré de sentir, para saber
sobre lo vivo en los suspiros
y lo cierto en los recuerdos?

Hoy mientras recorro la fibra de un pantalón,
y observo las grietas sobre la madera de una puerta
al direccionar la mente y atraer la conciencia
con un grito interno digo: ¡Vivo estoy!
Y luego, todo brillo muere:
Al paso constante la marcha sigo.

Y así, el resto de los días;
siempre a la par que vuelve la vida
y al siguiente ruido, también se escapa.

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