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Estar en FLOW no es estar concentrado, sino encontrarse en sintonía con algo a tal nivel que cesamos de existir, y fluimos con nuestras ideas.

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En la primera parte de esta lectura a la que puedes acceder aquí expliqué casi que exclusivamente los aspectos negativos a evitar, tratar o mejorar que podían impedir nuestro pleno desenvolvimiento en... pues en casi cualquier cosa, como el efecto adictivo de los distractores y gratificantes, el cansancio que produce el multitasking y la importacia de estar bajo el estímulo correcto.

La red de la atención

Ahora bien, cuando por fin logramos sentarnos, deshacernos de los distractores y alinear nuestras ideas, podemos prestar atención y concentrarnos en lo que hacemos, es este momento en que la red de “atención” se activa.

Cada tarea intelectual en que nos desempeñamos posee dos elementos que están directamente asociados y ellos nuestro desempeño en dicha tarea, estos son la dificultad de a la tarea y la habilidad que tenemos en ella.

El nivel de dificultad depende de nuestra habilidad para la tarea, y dependiendo del punto en que nos encontremos en la relación dificultad-habilidad, sabremos el estímulo al que estaremos siendo sometidos; y ya que una imagen vale más que mil palabras traduzcamos esto:

^fuente

He aquí lo que obtenemos al cruzar nuestra habilidad con la dificultad de lo que vamos a hacer, representado como el nivel de comodidad que sentimos al trabajar bajo tal contraste de dificultad-habilidad.

FLOW

FLOW es el estado mental ideal que sólo logramos cuando lo que hacemos es un reto a nuestro nivel de habilidad, es un desafío que nos apasionamos por cumplir utilizando nuestra habilidad al máximo, en el que somos conscientes de que estamos logrando algo superándonos y en el que ambos elementos: dificultad y habilidad, se van incrementando a la par.

^fuente

La teoría del FLOW fue acuñada por el psicólogo croata Mihaly Csikszentmihalyi en 1975 y desde entonces solamente se ha expandido la investigación de este estado y sus innumerables aplicaciones, su nombre proviene de la sensación de ser arrastrado por lo que haces, ser parte de una corriente avasalladora.

Excitación (la dificultad supera nuestra habilidad) y control (nuestra habilidad supera la dificultad) son también estados donde se dan logros positivos y en lo que normalmente oscilamos y alternamos con el flow; ansiedad (dificultad considerablemente superior a la habilidad) y relajación (habilidad considerablemente superior a la dificultad), son estados productivos neutrales, ninguno de los dos produce disfrute por lo que hacemos aunque se logra un avance moderado; y por último la preocupación y aburrimiento, productos de excesiva dificultad y habilidad respectivamente además de la apatía, signo máximo de desinterés total.

Reflexión: el FLOW de lo que amamos

llevar a cabo un quehacer no es difícil, el verdadero reto es estar en sintonía armónica con él porque eso significa que la tarea debe ser interesante, estimulante, debe gustarte lo que haces, debes impulsarte a ti mismo a concentrarte y a adquirir habilidad para poder hallar el nivel de sintonía correcto.

La esencia del FLOW es el amor que ponemos en lo que hacemos, del empeño que le ponemos de manera voluntaria y constante cuando hallamos el punto en que se equilibran el deber y el querer; esto más que la técnica de estudio o trabajo definitiva se trata de un incentivo a disfrutar lo que hacemos, a concentrarnos en una cosa a la vez, en poner todo nuestro empeño de forma sistemática en nuestros objetivos trazados, cuyo fruto: el poco aprovechado poder de nuestra mente sabrá multiplicar.