Camino a la sonrisa de la muerte.
Allí esta siempre presente.
Fuente: Vieja colección de Cesar Yanez.
Se hacen las 6:00 pm, cae la noche y una ligera lluvia se asoma con la brisa, arrastrando consigo un delicado olor a humedad que se va haciendo espacio en una ciudad totalmente llena, a pesar de lo transitado del día, este se ha ido con cierta lentitud, como si quisiera alargar más su ya contada historia, dándole prorroga a su ya destinada partida.
He pensado mucho en las cosas finitas que nos rodean, y he divagado solo en creencia sobre la ley, y sobre todo me he sumergido en los que dicen que "nada estar perdido, ni puede perderse, simplemente se transforma", y cada que me sumerjo más en ello, logro entender que realmente no tiene sentido para mi, y creo que todo eso recae en el hecho de que no soy la persona más esperanzadora que haya en la tierra, he defendido siempre que las cosas pueden empeorar. En el tiempo que demoro meditando sobre temas ya gastados y poco interesantes, se hacen más de las 8:30 pm, y la ligera lluvia que se avecinaba y que se dejaba caer sobre la ciudad ya había cobrado algo más de fuerza, costaba ahora ver un poco los faros amarillos que suelen adornar la noche, y que le dan un aspecto algo tétrico a todo el entorno.
-Es hora de mi paseo nocturno, ya a esta hora no debe haber nadie en las calles.-
Me digo a mi mismo, mientras termino de cerrar la puerta, vestido de ropas ligeras y u tanto deportivas, quiero acotar que me molesta la muchedumbre y el calor que esta genera, tolero poco el ruido y soy de esas personas que sale a disfrutar de sus gustos peculiares, por lo que creo que nadie me nota, y si llegara a desaparecer, seguro a nadie ha de importarle demasiado.
He salido de casa con mi cámara, no es la más lujosa del mundo, pero me permite enmarcar momentos para siempre en ella, la noche por si sola entre la lluvia y las sensaciones que dan las calles vacías se han vuelto un poco incomoda, he pasado por el burdel local, y como cada noche salude a Karla, un prostituta un tanto amable, que cuando no está bajo ningún narcótico, me entretiene con sus historias de tantos hombre que han venido a ahogar sus penas y temores en su entre pierna para descansar como ángeles en sus pechos, pero esta vez aunque parecía libre de todo efecto alucinógeno solo se dispuso a ignorarme. Suelo pasar por una tienda de grandes vitrinas llenas de televisores que alumbra ampliamente la calle, y cada que paso por el me da risa la poca seguridad que en esas vidrieras, "- Solo con golpe cualquiera puede llevarse todo, y rematarlo para resolverse el verano, somos realmente estúpidos -", digo para mi, deteniéndome a intentar ver algo de los que esos televisores emitían, al acercarme no lograba distinguir mucho entre mi capucha y la lluvia que ciertamente no era muy fuerte, pero dificultaba un poco mi visión.
11:23 pm
Titulares: Hallado cuerpo a las afueras del suburbio central.
Es raro el comportamiento de Karla, hoy tenía ganas de conversar un rato con ella antes de regresar de mi rutinario andar, pero bueno supongo que hay días de días, he salido de mi tasca de costumbre, la única que cierra hasta después de las 12 de la noche, cosa que me parece un tanto osada con tanta inseguridad. El lugar estaba lleno de policías corruptos que solo vienen por unos tragos gratis a cambio de protección, y uno que otro viejo borracho en la barra por alguna mujer o porque la plata no alcanza y apenas hoy entendió lo que pasaba desde hace ya varios años, en fin, un lugar lleno de los sentimientos más bastos de la humanidad y comportamientos burdos innecesarios.
Al salir, ya casi cerrado el local me acompaña un señor algo mayor, que hacía unos días había compartido una que otra cena conmigo, en par de ocasiones hemos entablado conversación, así que esta vez decide acompañarme en mi regreso, él como yo de alguna forma entiende los riesgos que traen estas travesías nocturnas. El tiempo avanza con rapidez, de un momento a otro saltamos de la 2:30 am a las 4:10 am, y lo que me extraña de manera rara es que entre nosotros no han cruzado palabra alguna, en mi mente pienso que debería estar por amanecer, acompañando el pensamiento con la idea de lo lejos que se ha hecho mi retorno, mi cámara que de alguna rara forma no se encuentra mojada, a pesar del largo diluvio, se encuentra prendida, pero sin ninguna de las fotos que he tomado en la noche.
Estoy comenzando a preocuparme, se prologando excesivamente esta jornada, de una simple caminata nocturna ha pasado a una extensa procesión sin meta alguna, el viejo de la tasca aun me acompaña, entre nosotros son pocas las palabras que han circulado, solo un va y ven de sonrisas frías de su parte cada que intento entablar conversación para evitarme sentir tan solo. ya marcan las 6:00 am y no hay una sola muestra del sol, "- Es raro esto que siento, jamás me preocupe por estar solo o sentirme así, pero hoy, hoy realmente me siento solo, tanto que entristece. -", a lo que mi acompañante solo me mira y responde con su sonrisa de sequedad.
He llegado a casa al fin, aun todo oscuro, ya son más de las 8:00 am y nada de luz solar. No consigo entrar a casa, ninguna de las llaves abre la puerta, el pasador no cede al giro que intento dar lo que realmente me preocupa, el vidrio de la puerta da a mi reflejo y por alguna razón mis ojos se ven ennegrecidos, quizá por el cansancio. Comienzo a entrar en desesperación, oigo llantos desde adentro y no distingo quien es, he intentado de mil un formas entrar pero no lo logro, realmente me siento desprotegido aquí afuera en la oscuridad.
Y a lo que termino de desperdiciar otro intento de girar el cerrojo, escucho por fin una oración completa de mi viejo acompañante que se mantenía inerte ante mi desesperación por entrar....
"-Hoy no entraras a casa hijo mío, de hecho no podrás hacerlo nunca más.-"
Mientras una mano realmente delgada y un tanto huesuda se posa en mi hombro acompañando a su intervención, dándome la vuelta y viendo nuevamente su fría sonrisa en su rostro cadavérico, guiándome a un camino de luces fúnebres lejos de todo lo que conocía.