Concurso @ProVenezuela Enamorado : La isla virtual

 La grandeza del amor nos lleva a aceptar a la persona tal y como es, tanto así que sin importar una distancia tan extrema, las personas siempre buscamos un medio por el cual no nos invada la soledad. La historia que les contaré a continuación está redactada a dos manos y es un hecho real que ocurre entre David Soriano y yo. 

Todo empezó bajo un sentimiento de soledad que en cierta manera nos consumía, sin saber quien, como, cuando o donde por fin nos encontraríamos con esa persona especial que nuestro corazón anhelaba. Justo en el mes de mayo el destino decidió que nos adentráramos a navegar por las autopistas vectoriales sin un rumbo trazado, sin una meta planteada, él nunca pensó que encallaría en una versión virtual e inesperada de Caracas-Venezuela; o en mi caso en un panorama de lo que siempre he querido vivir, un pueblo tan lindo a las afueras de Valencia- España llamado “Geldo”. Que sin darnos cuenta fue un giro de 180º para nuestras vidas. 


En aquella “isla” virtual, que nos separaba, cada uno iba concibiendo en su mente lo que sería un futuro juntos. Desde el minuto cero tuvimos una gran conexión y muy buenas impresiones de ambos, ¿Cómo una chica caraqueña de carácter cálido y extrovertido, se dirigía a él? o ¿Cómo un chico de ojos claros y muy pulcro, que al hablar me hacia suspirar? eran preguntas que se nos venían a la mente. Al final fue como si nos conocieramos de toda la vida. El amor y la pasión  por séptimo arte, alimento ese gran tornado de amor que crecía a medida que hablábamos, las noches se volvieron madrugadas y las madrugadas se volvieron noches y era tal la magia y la conexión que no importaban las horas sino la preciada compañía que ambos nos ofrecíamos.

Pese a miles de kilómetros que nos separan, el mágico espejo de la pantalla negra siempre nos ha hecho sentir que estamos tan cerca, más que muchas personas que se encuentran en nuestro propio entorno. Unos pocos meses después pudimos vernos en un mismo continente, pudimos compartir una gran misión académica en los dominios de la Reina del Plata. Allí fue cuando nos dimos cuenta, que había algo más que una mera amistad. Ambos nos dimos cuenta que algo muy bello había surgido, un sentimiento que nunca imaginamos que llegaría y menos a traves de esta isla virtual.

Surgió la gran idea de enviarnos regalos y escribirnos cartas como en los tiempos de antes, el hilo rojo que nos une a tan larga distancia se fortaleció llegando a un nivel que para algunos era absurdo, pero que para nosotros, era algo que no podíamos evitar. Sin embargo, había un problema: No nos pudimos ver realmente, más allá del espejo de la pantalla negra, aquella que nos vuelve zombis de la información hasta que nos vemos por la misma, sintiéndonos como si estuviéramos justo uno al lado del otro en carne y hueso.   

                                                                 
Muchas risas, juegos, apoyos mutuos, aportaciones artísticas y más allá de la intimidad, se hizo bien sólido el sentimiento, y así hasta el día de hoy, donde soñamos con aquel día donde nos encontraremos. Hasta entonces, ambos seguimos estando pendiente uno del otro, queriendonos, alimentando lo que sentimos. Él pensando en mí, “La bella caraqueña de ojos de noche” y yo pensando en mi hobbit de la comarca, en mi osito apapachable en él, un hombre que me hace sentir tan especial, David Soriano.  

Doy el crédito por la edición de la foto a mi amor querido @sodivarti. Estamos enamorados y lo queremos compartir contigo @ProVenezuela. Gracias por colocar este gran concurso y permitirnos participar.