Este post es de testimonio y es de sincera reflexión gnoseológica...
En el mes de septiembre de 1965, contando mi persona con 18 años de edad, entro a la primera clase formal de la carrera Educación en la caraqueña Universidad Central de Venezuela (UCV). Todas las asignaturas que en tal día nos tocó ver tenían que ver con el tema del método científico. El segundo y tercer día, la misma situación. El texto más celebrado por los profesores se titulaba "Cómo investigar en educación"; el autor: John Best. Hubo otros libros que en términos laudatorios allí se recomendaban con ánimo y buena voluntad, pero el ya referido fue, reiteramos, el preferido. Claro, luego vinieron otras unidades curriculares con otros tenores... Filosofía educacional, historia de la educación, etc. En este post nos vamos a referir -como lo sugiere su título- a las que hacían como tema central, la caracterización del método científico y la tecnologia asociada a éste.
Al método científico jamás se le colocó un calificativo adicional. Solo se hablaba del método científico a secas. Obviamente se preponderaba su aplicabilidad al fenómeno educacional. Los temas que con mayor asiduidad se traían a colación en las sesiones académicas a las cuales asistíamos los estudiantes con enorme interés, eran: el bajo rendimiento académico, la deserción estudiantil, la inasistencia registrada en el alumnado, la desnutrición en los educandos, etc.
En la específica materia denominada "Metodología de la investigación" se nos hablaba con buena disposición de que existían dos direcciones maestras en la aplicación del cuerpo procedimental del cual trataba tal asignatura. A saber: la vía ex post facto o "causal-comparativa (es decir, cuando la indagación se hace dirigiendo la atención a problemas educacionales ya existentes) y la vía experimental (cuando se crean intencionalmente los problemas en plan de observarlos, controlarlos y, así, obtener resultados serios).
Si bien los profesores hacían mucho énfasis en los procedimientos de formulación del problema, de formulación de la hipótesis (que iba a ser como una brújula en el trabajo indagatorio), de medición (tanto de las variables de esa hipótesis como de los niveles de relación entre las variables propias de tal hipótesis) y del análisis estadístico de los resultados de estas mediciones, curiosamente muy poca importancia le daban al marco teórico. Diría más... Extrañísimamente el marco teórico (tanto en la planificación de la investigación, ¡como en la exposición de los resultados!) era algo así como un elemento suntuario, periférico, de adorno. Sin ambages, hoy decimos... ¡qué horror!
Recordamos que los estudiantes estilábamos redactar el marco teórico al estilo de popurrí, sin que ello hiciera algún cortocircuito que conspirara en la legítima aspiración de que el profesor nos colocara un número alto en la escala calificatoria (de 01 a 20). Y cuando decimos "popurrí" nos referimos a que en el texto de ese marco teórico, se nos recomendaba colocar series de citas textuales y "citas de confrontación" que dieran cuenta de diferentes visiones que algunos autores -a la sazón- ofrecían sobre el tema propio de la investigación; tejiendo así un cuerpo discursivo heterogéneo, variopinto... En no pocas ocasiones, hasta incoherente.
Ya andados los años '70 (a un tanto más de una década de habenos graduado, y ejerciendo la profesión de docente universitario), asistimos a un interesante curso denominado, precisamente, "Problemas del método de las ciencias sociales". Lo administró el prestigioso filósofo venezolano José Rafael Núñez Tenorio (1933-1998), con quien hicimos amistad. Planteaba este profesor que era conveniente asignar al método científico en cuya racionalidad nos habíamos formado en los '60, un significante específico: hipotético-deductivo, y que ello se inscribía en evitar que se estableciera peligrosamente una confusión con el puntual método dialéctico-concreto, propio de la ciencia social.
En los años '80, bajo la asesoría académica de los doctores Zoila Bayley (venezolana) y Alejandro Grajal (de ascendencia española), realizamos en la UCV unos altos estudios sobre el método sistémico. Pudimos advertir, siguiendo a Ludwig von Bertalanffy (austríaco, 1901-1972) que el hecho de que todo (¡todo!) el movimiento propio de lo real, de lo sentido y de lo simbolizado traza sistemas, impone la necesidad de que se caiga en la cuenta que se ha de contar con un método que tome el pulso a tal elemento común. Que se cuente, pues, con un método científico sistémico.
En esos mismos años '80, empapados, más que todo, de las ideas de Karl Marx (alemán, 1818-1883), Núñez Tenorio, Theodor Adorno (alemán, 1903-1969) y Karel Kosík (checo, 1926-2003), hicimos entonces nuestra tesis doctoral en la UCV haciendo una caracterización del método dialéctico-concreto, al tiempo en el cual planteabamos que este método ha de arrancar su acción a partir de los insumos que ofrece el hipotético-deductivo.
En esa tarea de construcción teórica, resultaron paradigmáticas este par de textos...
- El primero es de Adorno... (Tomado de: "Sobre la lógica de las ciencias sociales". Grijalbo. Textos Vivos, 6. México, 78).
No hay experimento capaz de probar fehacientemente la dependencia de todo fenómeno social respecto a la totalidad, en la medida en que el todo, que preforma los fenómenos tangibles, jamás resultará aprehensible mediante métodos particulares de ensayo [vale decir, hipotético-deductivos]. Y, sin embargo, la dependencia del hecho o elemento social sometido a observación respecto a la estructura global tiene una validez mucho más real que la de tales o cuales datos verificados -aisladamente-.
- El segundo es de Núñez Tenorio... (Tomado del prólogo que le hace en 1983 al libro de mi autoría "Antología del pensamiento revolucionario venezolano").
La investigación de la problemática histórico-social no puede partir de la observación de los hechos, de la experiencia directa de la práctica, del contacto inmediatista con la realidad... como acostumbra señalar el positivismo de viejo y nuevo cuño. Esta investigación se caracteriza, al contrario, por asumir el cuerpo de la historia en su totalidad, praxis y teoría, estructura y super-estructura, ser social y conciencia social como concreción histórica.
A estas alturas del siglo XXI nos remontamos a aquellos momentos en los cuales aciagamente se minusvaloraba el marco teórico tanto en el accidentado proceso indagatorio (investigación científica) como en el provisionalmente riguroso trabajo de elaboración de los resultados (discurso científico). Nos remontamos a ello, para deplorar tanto extravío. Ocurre que (como bien dijo Adorno) ningún método particular de ensayo puede arrojar la suficiente luz para comprender un objeto social particular, el marco teórico entonces ha de encarnar aquel entorno global (sistémico) el cual ejerce determinación al respectivo objeto social. El riesgo que toda teoría de lo general posee de estar sesgada, se contrarresta dialécticamente con el riesgo que todo fenómeno específico tiene de llevar consigo lo que Kosík denominó seudoconcreción.
Vale la pena traer a colación lo que planteó Kosík a finales de los '60 (en "Dialéctica de lo concreto"):
El mundo de la seudoconcreción es un claroscuro de verdad y engaño. Su elemento propio es el doble sentido. El fenómeno muestra la esencia y, al mismo tiempo, la oculta. La esencia se manifiesta en el fenómeno, pero sólo de manera inadecuada, parcialmente, en algunas de sus facetas y ciertos aspectos. El fenómeno indica algo que no es él mismo, y existe solamente gracias a su contrario. La esencia no se da inmediatamente; es mediatizada por el fenómeno y se muestra, por tanto, en algo distinto de lo que es.
Casi sin ambages podemos decir a tenor de los días presentes que en el marco teórico tanto de lo indagatorio como de lo expositivo, reside disciplinariamente la posibilidad de unificar el método científico. Si bien es cierto que la labor hipotético-deductiva tiene la capacidad de precisar elementos de causalidad específica del fenómeno, también es cierto que la labor de elaborar por vía teórico-especulativa (unida a esos insumos de causalidad) tiene la capacidad de ofrecer una visión de las determinaciones sistémicas (globales, totales) al fenómeno. Tal unidad dialéctica es lo que factibiliza el conocimiento científco.
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Posiblemente esto lo alivie un poco de la importancia del marco teorico de toda investigación de antaño y de los ahora...
http://www.sinpermiso.info/textos/una-historia-increible-de-la-miseria-intelectual-del-postmodernismo-el-pene-conceptual-como-un
Post scriptum.. me gusta mucha la figura del hombre debajo de la escalera, jejejejejejej es para reirse...