Miércoles de ceniza | Cuento (13 de 15)

in #carnaval6 years ago


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13

Cruza el umbral y titubea: las luces son tan pobres que al principio no ve nada, sólo bultos oscuros que se arrojan sobre él sin llegar a tocarlo, pasan por su lado solos o en parejas, misteriosos y en silencio como barcos en la niebla. Poco a poco sus ojos se adaptan. Le sorprenden el silencio, las voces que se elevan algo más que un susurro, la ausencia de música. Ocasionalmente se escucha un grito apagado que lo sobresalta.

–Este no es un lugar para diversiones indecentes –dice a su lado una mujer alta, rubia, de carnes algo abundantes. Viste un traje de dama colonial tan descotado que deja al aire sus pechos redondos; los pezones cubiertos de pintura fluorescente azul–. No tienen cabida los borrachos ruidosos de allá arriba, ni los que buscan emociones superficiales. Permíteme conducirte por nuestro pequeño reino.

–¿Y cómo sabes que mi lugar está aquí abajo y no allá arriba con los demás?

–Si ese fuera el caso, no habrías llegado hasta nosotros.

La mujer lo tomó del brazo y comenzó a caminar con pasos cortos y medidos. Su perfume tenía una cualidad embriagante. Respondiendo a un impulso, Mendizábal hundió su cara entre los pechos de ella, besó sus pezones, su cuello y luego encontró su boca y su lengua, rápida y ansiosa. Lo apartó con una risa silenciosa, pero manteniéndolo a su lado.

Un mesonero, vestido con sólo un taparrabos, se les acercó con bebidas. Ambos se sirvieron.

–¿Eres la dueña?

–¿La dueña? No entiendo qué quieres decir.

–La dueña del barco, de la fiesta, de lo que sea. Alguien tiene que pagar todo esto. Los mesoneros, las bebidas, las drogas; todo cuesta dinero.

La mujer rió otra vez, como si él hubiese dicho una cosa graciosísima, con su extraña mueca silenciosa, echando la cabeza hacia atrás, mirando el techo, un gesto estudiado y ejecutado con tal exactitud que no pretendía pasar por sincero, pensó el librero.

–Digamos que soy una invitada con privilegios. Si quieres conocer al jefe tendrás que volver arriba, a lo más alto. Pero no te garantizo nada. A veces está de humor para recibir gente; la mayor parte del tiempo, no. Dicen que está loco. Es posible que sea verdad. En todo caso, los abogados de los hijos sostienen esa versión en los tribunales. Es la única explicación que encuentran a una conducta que para ellos resulta escandalosa y desde todo punto de vista contraria a sus intereses. Si no, ¿cómo entender que estemos tú y yo en este lugar, que debería estar lleno de marineros, técnicos y atunes congelados, navegando y ganando dinero? Los hijos se desesperan y no pueden hacer nada. Todo lo que el viejo ha ido construyendo durante cuarenta años, cuando llegó desde Euskadi con una mano adelante y otra atrás, desaparece ante sus ojos. Ahora son las fiestas; antes fueron los buscadores de la verdad. Una etapa aburrida. Yoguis, sanadores y vegetarianos. Había tanto incienso en el aire que no se podía respirar. Por fortuna no duró mucho y desaparecieron como habían llegado. ¿Sabes que se dice que hay una base de extraterrestres bajo las aguas del golfo? Intentaron utilizar los equipos electrónicos del barco para comunicarse con ellos, pero lo único que lograron fue estropearlos.


Gracias por la visita. Vuelvan cuando quieran

 


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