Las empresas deberían impulsar la motivación laboral

Cuando tenemos que elegir qué camino profesional seguir, en el medio de la adolescencia, vemos muy difícil obtener el correcto; en muchos casos, lo resolvemos casi fundiendo lotes. Estudiamos una formación profesional o una carrera, sin tener idea de si vamos a terminar los estudios y, si lo hacemos, trabajaremos en las salidas profesionales que ofrecen. No menos importante es no tener idea si nos gustará el trabajo elegido.

Por todos estos motivos, me parece encantador ver cuántos, permítanme incluirme, por casualidad, estamos realizando profesiones para las cuales no nos habíamos preparado, al principio, y que, ahora, sentimos como la verdadera vocación de nuestras vidas.

Por supuesto, no quiero ignorar una realidad que prevalece hoy, frente a lo que se dijo antes: muchos trabajadores no se sienten satisfechos. Influye en el hecho de que abundan los contratos temporales; en estas condiciones, es muy difícil "enamorarse" de un oficio.

Un gran obstáculo para sentirse cómodo en un trabajo colectivo es que hay empleados vagos, presos y malos compañeros, preocupados solo por disfrutar de las ventajas del puesto, olvidando que también hay obligaciones. Se podría decir que son las ovejas negras que, desafortunadamente, empañan el prestigio de cualquier empresa, pública o privada.

Quizás es este desencanto generalizado lo que me hace enfocarme más en las vocaciones, innatas o adquiridas, de otra parte de la población. Todas las empresas deben impulsar la motivación del trabajo porque es básico, tanto para que el proyecto funcione, como para que el trabajador se levante, todos los días, con renovado entusiasmo.