Y que la luz se apague mañana.
Ilumina mi alma con un tirón.
Tu perdon merece
Y el motivo eufónico de la lluvia.
Así que desde los insultos niño triste,
Febrero no ama a nadie
Cuya alma fue roída por lobos.
Bajo la canción popular de los hipopótamos.
Una vez, por la mañana, paseando por las salas,
Y la sombra negra ganó la batalla con el corazón, te gobierna.
¿Y amigo me enemigo? ¿Importa quién eres?
Entonces podemos compartirlo.
No los recompensaras.
Patrones de conocimiento verdadero y oculto
El sueño, que siempre escribes al final de la historia, entre paréntesis.
Conducen canciones, cantan bailes redondos.
Cuán pocos de los que se divierten a la hora...
Y ya vuelas en la distancia seductora.
Mamá de alguna manera me cree hermosa.
Porque me recuerda a las lagrimas que derrame por ti.
Bueno, me tengo que ir.