Delegaciones y su poder de decisión.
En un sistema de economía de mercado, la empresa privada, en cuyo origen se suele encontrar un empresario innovador que esta dispuesto a arriesgar su capital en la búsqueda de los beneficios, realiza la función productiva fundamental.
La empresa es la unidad económica de producción encargada de combinar los factores o recursos productivos, trabajo, capital y recursos naturales, para producir bienes y servicios que después se venden en el mercado.
Las teorías de la organización se basan en el análisis del comportamiento de los distintos individuos y los colectivos que integran la empresa . Las teorías de la organización argumentan que la empresa esta constituida por una serie de agentes que actúan motivados por objetivos frecuentemente en conflicto.
En la gran empresa se observa una disociación entre la propiedad en manos de los accionistas y los que la controlan efectivamente, el equipo directivo. Ademas, con frecuencia el equipo directivo delega la gestión de algunas de las actividades de la empresa en unidades con poder autónomo de decisión, como son las divisiones.
La delegación con poder de decisión, necesario para aprovechar las ventajas de la especialización en el trabajo y liberar a los niveles superiores de dirección del ejercicio de algunas tareas directivas, origina un conflicto potencial entre los objetivos de la entidad que delega (accionistas, Estado, etc) y la que recibe el poder delegado (dirección general, dirección de la división, etc). Los accionistas querrán obtener los máximos dividendos, mientras que los directivos intentarán obtener retribuciones altas o asegurar su posición. De este modo, el Estado buscará en la empresa pública el instrumento para alcanzar ciertos objetivos sociales (crear empleo, cubrir algún sector estratégico de la economía, etc), mientras que la motivación del empresario publico sera presumiblemente, incrementar y asegurar su retribución o cuidar de su promoción futura.
La negociación como solución
Para analizar el proceso de formación de los objetivos, se supone que hay una dicotomía clara entre los miembros individuales de la empresa, por un lado, y por otro, la empresa como organización. La consecuencia de esta dicotomía es un conflicto de objetivos entre los miembros individuales y la empresa como organización.
El comportamiento de la empresa se convierte en el resultado de las previsiones de grupos con poder ejecutivo y objetivos distintos. Bajo este modelo la empresa no responde a un criterio único, sino que este será el resultado de un proceso de negociación desarrollado en el seno de la empresa. En general, si el poder de gestión se delega sin acompañarse de los controles adecuados, podrá usarse de modo inconsistente con los objetivos de la empresa. Si, por otro lado, tales controles son muy estrictos, se incurre en un coste que puede ser excesivo y ademas, se crean problemas por falta de autonomía, autorrealización y motivación.
Los mecanismos del control
Por ello, la organización-empresa crea mecanismos de control e incentivación de los gestores con autonomía directiva que aminora las pérdidas por comportamientos inconsistentes con sus objetivos. Entre los elementos que contribuyen a ejercitar el control destacan:
a) El control de resultados y la auditoria interna, esto es, la investigación periódica de las actividades desarrolladas por la empresa o sus divisiones con el objetivo de identificar las desviaciones respecto al comportamiento considerado optimo y en su caso, penalizarlas.
b) El empleo de sistemas de incentivos, monetarios o de otro tipo, que estimulen el logro de los objetivos globales de la empresa.
c) La competencia dentro de la empresa mediante la comparación de los resultados de las distintas divisiones.
d) El aprovechamiento de la información que, en las empresas privadas, provee el mercado de capitales a través de la cotización de las acciones. Una cotización baja, indica en general, una mala gestión. De este modo es posible identificar comportamientos ineficientes, lo que, ademas, supone un elemento de disuasión.
La toma de decisiones.
En cualquier caso, sin embargo, resulta interesante estudiar como se desarrolla el proceso de toma de decisiones en este tipo de modelos. Hay dos niveles en este proceso:
a) Nivel de alta dirección: La alta gerencia o dirección decide la distribución de los recursos entre los distintos departamentos y esto se lleva a la practica por el presupuesto. La porción que se asigna a cada departamento depende de su habilidad y poder para negociar.
A la hora de decidir la alta gerencia no busca información sobre las posibles alternativas(pues esta información es costosa), sino que cuando se detecta un problema es cuando se analizan algunas alternativas. No se suelen llevar a cabo estudios coste- beneficio detallados o reglas marginalistas, sino que se establecen dos criterios simples:
1.- El criterio financiero o presupuestario, que nos dice si hay fondos disponibles para la propuestas.
2.- El criterio de mejora de situación de partida sin ningún tipo de duda.
b) Niveles inferiores de administración: Se siguen reglas simples y caso mecánicas, basadas en la experticia. El personal aprende de sus errores y aciertos pasados.
Por otro lado, cabría preguntarse, ¿que hace la empresa ante la incertidumbre? A este respecto, se supone que la empresa únicamente se ocupa de un horizonte temporal a corto plazo. Frente a la incertidumbre que le plantean las acciones de sus competidores se supone que se alcanzará algún tipo de solución táctica. Esto es lo que se denomina un entorno negociado.
Publicado en el blog de Cryptofera