El sueño anarquista en la web [Anti-red]

Desde el nacimiento del Internet, no han sido pocos los visionarios que han visto más allá del horizonte en búsqueda de aprovechar al máximo tan importante creación de nuestra especie. Estos profetas del ciberespacio han osado explorar desde la cálida hoguera de su creatividad el bosque inmensurable de posibilidades que este evento tan trascendental ha generado.

A través de estas redes creadas para facilitar nuestro intercambio de información, podemos aprovechar el desarrollo de sistemas cada vez más eficientes que nos permiten conectarnos e interactuar directamente ya no solo compartiendo ideas, sino experiencias que siguen evolucionando.

No faltan aquellos visionarios cuya aspiración trasciende a lo sociopolítico, siendo cada vez más evidente que tan importante herramienta de nuestra sociedad representa un poder inmenso, pues su funcionalidad no deja de crecer, haciendo cada día más sencilla nuestra experiencia de la vida cotidiana, pero a la vez haciendo nuestra comunicación mucho más compleja.

Los avances tecnologicos nos ayudan a vivir más inmersos y enredados en las redes del Internet. No sería difícil llegar a la conclusión de que es un instrumento que puede influenciar el pensamiento de las masas, al punto de moldear ideologías y definir estilos de vida.

Como no podía ser de otra manera, si bien el impacto del Internet en nuestras vidas podría ser calificado como positivo, también ha acentuado algunos problemas sociales que afectan nuestra libertad en distintos niveles.

Hoy en día, lo que calificamos como seguridad en internet suele ser frecuentemente lo opuesto a la comodidad. El galopante crecimiento de los sistemas de inteligencia artificial nos presenta un paraíso de facilidades para asistirnos en cualquier tarea, pero a cambio de ello nos estudia, almacenando nuestra información personal para darnos un servicio personalizado, pero fuera de nuestro control.

El problema no radica en la información que guardan de nosotros, sino en quién puede verla y cómo y para qué va a utilizarla.

Para aquellos que resguardan su privacidad, más que por concepto moral por principios que intentan conservar a toda costa desde las libertades más básicas hasta la capacidad de tomar las decisiones más radicales, delimitando sus derechos individuales solo por los derechos individuales de otras personas, es necesaria una alternativa.

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El autor que consiguió darle a estos soñadores una formula ideal que les permitiese proteger estos derechos haciendo uso de la red, fue Hakim Bey, con la obra: Zona Temporalmente Autónoma, o TAZ, por sus siglas en inglés.

Este ensayo nos da un paseo por diversos ejemplos sobre como la libertad anhelada de los anarquistas, perseguida frecuentemente por medio de procesos revolucionarios, puede ser alcanzada de un modo satisfactorio, pero las revoluciones acaban derivando en nuevos Estados que perpetúan el control social en lugar de disolverlo.

La propuesta de Bey para solucionarlo nace de ideas ya probadas alguna vez en la historia:

"LOS PIRATAS Y CORSARIOS del siglo XVIII crearon una «red de información» que envolvía el globo: primitiva y dedicada primordialmente a los negocios prohibidos, la red funcionaba admirablemente. Repartidas por ella había islas, remotos escondites donde los barcos podían ser aprovisionados y cargados con los frutos del pillaje para satisfacer toda clase de lujos y necesidades. Algunas de estas islas mantenían «comunidades intencionales», completas mini-sociedades que vivían conscientemente fuera de la ley y mostraban determinación a mantenerse así, aunque fuera sólo por una corta -pero alegre- existencia."

Los piratas representan ese espíritu anarquista encontrando un nicho que los aleje del control político que está intrínseco en las sociedades modernas.

Pero en la actualidad parece poco práctico abordar un barco y lanzarse a altamar para escapar de las leyes que nos limitan. En cambio, la nueva estructura de normas y el estilo de vida al que la tecnología nos ha acostumbrado hace más factible encontrar ese nicho en un espacio virtual. Y el Internet, en su extensión más amplia, resulta ser el medio ideal para concebir esta especie de utopía.

El problema es que, como se ha mencionado antes, este no es un medio donde se pueda adquirir esta autonomía fácilmente. De hecho, resulta que cada vez existen más controles en la red, y no solo establecidos por compañías privadas, sino por los gobiernos que intentan penetrar en este medio que dificulta tanto su control.

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A pesar de esta creciente perdida de libertades es posible encontrar servicios en la web que nos permiten escapar de este control. Las zonas temporalmente autónomas han dejado de ser una fantasía libertaria inspirada por pensamientos futuristas dignos de ocupar obras literarias de ciencia ficción.

Las zonas temporalmente autónomas ya existen, y estamos a solo un clic de distancia.
Pero surgen dudas más que sensatas ante la idea de que cualquier tipo de utopía, por limitada o breve que sea, pueda considerarse posible.

Este sueño anarquista, sin embargo, está en los intereses de diversos "piratas" internautas que intentan erigir sus propias zonas temporalmente autónomas, pero aspirando a consolidar la permanencia de estas pequeñas islas en el vasto océano del Internet.