¡Ven!
Ven.
Ven como yo me vine por ti, para ti, contigo.
Ven como yo me vine en el sofá, en la azotea, en la cama, en mis recuerdos.
Ven como yo me vine en tu boca, cuál vino espeso símbolo de goce, placer y paz.
Ven como yo me vine sin que me tocaras.
Ven como yo me vine mientras tu lengua se interesaba en conocer mis secretos, mis gustos y disgustos, a mí.
Ven como yo me vine pensando en ti, en tu piel de seda, en lo hermosa que puedes llegar a verte encima de mi.
Ven como yo me vine escuchando tus gemidos, escuchando como gritabas mi nombre sin que yo te lo pidiese.
Ven como quieras,
Ven siempre,
Vente.
Este es un poema que escribí para una chica que me movía todo por dentro, como yo espero haber hecho lo mismo con ella.
"Todos te pueden besar en París. Difícil es que te amen en Vietnam".