Voces resuenan y musitan...
Complicadas de entender
lo son todas.

Voces resuenan y musitan...
Aquello que yo dije una vez,
aquello que dijiste una vez,
aquello que yo callo,
aquello que tú callas,
aquello…,
aquello que nosotros callamos.

Voces resuenan y musitas:
cosas raras de entender,
cosas raras como yo,
cosas raras como las que imaginas;
y entonces:
las cosas que callamos,
y las cosas que dijimos
son cosas raras,
raras como yo,
raras como tú,
raras como nosotros.

Ahora,
voces resuenan y musitan:
raro yo,
rara tú,
raro cuando nuestras miradas se tocan,
raro cuando nuestras manos se rozan,
raro cuando te veo y me ves,
raro cuando te hablo y me hablas,
raro ese día
y rara aquella noche.
En fin…,
raro cuando estamos
y raro cuando no estamos,
raros nosotros…

O quizá solo el raro sea yo.
El raro que piensa cosas raras,
el que piensa cosas que no son,
raro el que se enamora:
raro yo.

Y así las voces que resuenan y musitan
solo eran mi voz:
la voz que jamás será oída.

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