SEÑOR, MUÉSTRAME TUS CAMINOS, Y ENSÉÑAME TUS SENDAS.
Aun en los caminos más difíciles, avanzaran mis pasos, en los montes más altos caminaré a la cima; tal vez sea imposible saltar las grandes cárcavas, pero seguro estoy, que aunque me cueste trabajo e inversión de tiempo, siempre podré llegar al otro lado, porque soy hijo de Dios y me dio las armas que cargo en mi mochila: Amor, constancia, paciencia y fe.
Por eso cuando la desesperanza me invita a abandonar el camino por lo pedregoso, conversar con Dios me da las fuerzas y el calzado necesario para retomar la senda. Agradecimiento eterno por tu presencia y la predilección que por mi has mostrado. Gracias Señor por cada nuevo día y la continuidad de la vida.
“SEÑOR, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día”. (Salmos 25:4-5)