elegir la vida nos lleva hacia adelante, y sin ese impulso, no seríamos más que un moho en la superficie de la tierra.

      Un saludo iluminado por el sol caribeño, ese sol que es responsable del mantenimiento y la renovación de la esperanza de todos los afortunados que podemos disfrutar de él.     Hoy quiero hablarles de un proceso que desde mi punto de vista fue una prueba; es el proceso del apostillamiento de los documentos académicos y civiles (en mi caso).     Desde hace más o menos un año estoy planeando cambiar de residencia, bueno, cambiar de residencia suena lindo, porque  si me pongo a pensar con detenimiento, lo que estoy tratando de hacer es salir del país, para poder ayudar a mi familia.  

      Vivo en Venezuela,  de pequeña me imaginaba una vida aquí, y en los tiempos prolongados donde no tuviese grandes responsabilidades como estudiar o trabajar, pensaba en que dedicaría mi tiempo a descubrir culturas nuevas gracias a los viajes; pero después de ver y vivir el deterioro económico, social y cultural al que hemos llegado,  me di cuenta de que ese "plan" no podría llegar a convertirse en una realidad, de hecho, muchas de las cosas que he intentado hacer, se han visto de alguna manera tocadas negativamente por esta situación.    Ahora aprovecho que ha vuelto mi voluntad por escribir, para dejar registro de lo que vivo en este momento:

                                                            El "papel" lo aguanta todo.

   

            Hace un año, por estas fechas de mayo, escribí lo que viene a continuación: 

         Las nueve de la noche, sentir el peso del cansancio por haber trabajado todo el día, recordar el comentario del mejor amigo diciendo: "al relato de cuando casi te ahogaste en Cuyagua le faltaron matices", tener toda la noche por delante, querer sacar todo eso que hay dentro.  -El cuarto está volteado, esta semana se pasó volando- decir eso entre un suspiro de resignación y la cara estirada con las yemas de los dedos índices  y los medios. 

Querer hablar con los amigos que están al otro lado del atlántico, los que seguramente están plácidamente dormidos mientras escribo esto,  los que sólo se pueden imaginar la odisea que se vive en estos tiempos y por estos lares,  gracias a los comentarios que me atrevo a hacer de vez en cuando.   Ver la frase que alguna vez coloqué para mí misma en una cartulina que luego taparía el hueco que le hizo mi puño a la puerta de madera enchapada de mi cuarto, en una de mis rabietas, donde dice algo como: elegir la vida nos lleva hacia adelante, y sin ese impulso, no seríamos más que un moho en la superficie de la tierra.  

     La página se queda en Error, pulso F5, Error, vuelvo a pulsar F5, en esto  se me pasan quince minutos de mis veintidos años, hasta que ésta se queda cargando un rato.  Ir a la otra pestaña para intentar ingresar al sistema por allí, lo mismo. Las dos pestañas cargándose, venir a esta pestaña a escribir un poco.  

   Necesitar música para ésta hora y éste estado de ánimo, colocar algo de Bill Evans, amar a la curiosidad del siglo XX.      Las dos páginas arrojaron el Error, quedarse pensando que ya es suficientemente tarde como para seguir batallando con la página de la apostilla.

       En el momento en el que decidí que me debía  "cambiar de residencia", pensé en que no podía irme así como así.  Primero debía decidir a dónde irme, conseguir el dinero para poder llevar a cabo todo esto, y luego investigar el proceso para estar lo más legal posible en el país al que me iría.  Investigué qué documentos iba a necesitar para los procesos migratorios, y para los procesos académicos y cuáles eran y dónde debía hacer los tramites aquí en Venezuela.   Hice todo lo que se debía hacer para conseguir los documentos, como ir al colegio donde estudié, a  la zona educativa regional, y a la notaría donde me presentaron para solicitar la partida de nacimiento y la carta de soltería.  Ya cuando obtuve todos los documentos que creo necesitar, comenzó la parte más tediosa del proceso... 

                                                   

                                                   La Legalización y la apostilla.

    El primer paso para ese momento (porque tengo entendido que cambió el proceso) fue conseguir una cita para legalizar la partida de nacimiento.  Para registrarse en la pagina de la legalización no hay problema, el nudo viene al peine cuando toca pedir la cita, porque casi ninguna fecha está disponible por la demanda de de las  personas que realizan ese proceso. 

    No todos los documentos necesitan ser legalizados, porque por lo menos con los documentos académicos (bachillerato)  sólo necesitan la firma de los jefes de evaluación de la institución donde se cursaron los estudios, y la firma autorizada de la zona educativa regional.   Los antescedentes penales, tampoco, porque ya vienen legalizados.  Por otro lado los documentos universitarios si deben de pasar por el proceso de la  GTU (gestión de trámites universitarios), que es un proceso aparte para que puedan ser apostillados.

    En mi caso, busqué ayuda en twitter, colocando la etiqueta "apostilla" y encontré que  muchas personas  se habían  tomado el tiempo de hacer infoguias, también había un grupo grande de personas al que me uní para poder soportar las largas noches que pasé pegada a la compu tratando de conseguir registrar las citas.

    La frustración que se experimenta es tremenda, pero creo que habrá valido la pena tanto sufrimiento psicológico y también físico, porque los sitios a donde pude conseguir cita, eran alejados de Maracay, de igual manera que el proceso el día de la cita en maracay fue una paliza, porque hubo que hacer varias filas.  Al final de todo  creo que lo que podría decir es que hace falta muchísima paciencia y fortaleza, y tratar de hace un poco cada vez