¿Y ahora qué? ...

El acto terminó, él se levantó y fue al baño como de costumbre, ella solo miraba al techo divagando entre el mar de emociones que hacen olas contra su conciencia y se traspapelan en el humo del cigarrillo, piensa en cómo el acto sexual puede ser tan influenciado por las emociones.
– No me debo enamorar pero los ingredientes para ello tienen que estar vivos si quiero disfrutar el momento ¡supongo! basado en mi experiencia, de lo contrario solo es vacío así como en este momento en el que probalmente sentiría más emoción durmiendo en mi cama –

No fueron necesarias tantas oportunidades para percatarse del rehoyo al final de la noche, un par de ocasiones fueron suficientes para darse cuenta de que la conexión entre dos personas debe ser genuina o al menos estar cerca, procurando no perder la cabeza por supuesto, a menos que... obviamente quieras.
– ¡Ahí está, acostado con las bolas al aire por el calor, durmiendo y roncando no precisamente como un bebé!, muy distinto de la primera impresión por la que lo catalogué de "crush", nueva nota mental: procura conocerlo mientras duerme, si te parece adorable inclusive babeando prosigue y si no ¡Huye! –

Y es que éstas cosas deberían tener una armonía tope para poder ser plenas, donde la textura, el olor, la voz y expresiones formen los instrumentos de una gran orquesta, y pues esta orquesta no tuvo mi aprobación, y si he de señalar al culpable ambos nos llevamos el crédito, porque a pesar de lograrnos encender, la afinidad no la supimos mantener.