Esas personas que han entregado todo en cuerpo y alma, en pro de la crianza y educación de los hijos, no se merecen un lugar en el olvido, cuando llegan al ocaso de sus vidas. Al contrario, es justo el momento, para agradecerles más, porque siempre hemos de estarles agradecidos, por darnos vida, inculcarnos valores y por querernos, respetarnos, apoyarnos. ¡Sentimental post! ¡Éxitos!
Asi es hermano