Sexualidad: 10 cosas que buscan las mujeres durante el sexo
A la mayoria de las mujeres les resulta muy complicado admitir lo que buscan en los encuentros amatorios. La siguiente nota de sexualidad detalle 10 aspectos que las mujeres quieren en la intimidad y no lo dicen, a razón de prejuicios y miedo al rechazo.
La sexóloga Alessandra Rampolla es una reconocida especialista, y domina a la perfección el arte de la sexualidad, de la A a la Z. En esta ocasión revela una lista de las deseos más profundos que buscan las mujeres como satisfacción principal en el campo del sexo.
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1.- Sentirnos sexys: Toda mujer necesita sentirse atractiva y deseada; por más que tenga 20 años de matrimonio. Pero sentirnos sexys no siempre es tan fácil. En ocasiones, nosotras mismas nos despojamos de nuestra propia sensualidad. Eso ocurre, por ejemplo, cuando vamos a la cama como si se tratase de una tarea doméstica más, porque nos avergonzamos de nuestros cuerpos, o le tememos al ridículo si hacemos “algo sexy”.
"Pero también ellos tienen que hacernos sentirnos sexys. Y aquí les hablo directamente a ustedes, muchachones: díganle a su chica cuánto les gusta, las partes de sus cuerpos que les atraen, lo bella que se ve esta noche. Verán que el efecto será inmediato: ella se soltará, será más activa en la cama, y obviamente, los dos la pasarán mucho mejor".
2.- Tiempo: las mujeres necesitan tiempo. Para nosotras es indispensable que haya un ambiente propicio, con caricias, palabras y besos; en cambio para ellos, en la mayoría de los casos, sólo basta con que piensen en sexo para lograr una erección. A nosotras, excitarnos, nos lleva unos 20 minutos. Cuando el juego previo es apropiado se logra la lubricación vaginal y la erección del clítoris, que es un órgano vital en la sexualidad femenina.
3.- Besos, cariños y mimos: La realidad es que las mujeres necesitamos sentirnos consentidas y mimadas. Nos excita y sobre todo, nos hace sentir bien, que nos besen mientras hacemos el amor, que nos transmitan que este momento es más que un encuentro físico, que hay intimidad, que hay sentimientos involucrados.
4.- Que descubran nuestras zonas erógenas: todas tenemos un lugarcito en nuestro cuerpo que cuando es besado o acariciado, se nos ponen los pelitos de punta y nos da ese escalofrío tan riquísimo. Para algunas es el cuello, para otras está justo detrás de la nuca, y hay quienes pierden el sentido, con un leve soplidito en el oído.
5.- Sexo oral: muchas mujeres estamos dispuestas a darlo, pero pocas nos animamos a pedirlo. Y se siente riquísimo, porque la lengua húmeda sobre el clítoris es el preámbulo de un orgasmo casi seguro.
6.- Palabras de alto voltaje: Los grados más altos los dejamos para la intimidad. Pero de verdad: ¿a qué mujer no nos gusta que nos digan estas cosas? Nos fascina, nos excita, nos hace sentir sexys, únicas. Una palabrita o frase dicha en el momento preciso, derrite hasta la más gélida.
7.- Sentirnos complacidas: Para nosotras es vital que para él sea importante nuestro propio placer, que se esmere en complacernos, que nos explore. Y al respecto, quiero contarles que un estudio del famoso instituto Kinsey descubrió que los hombres más felices son aquéllos que le dan importancia a los orgasmos de sus parejas.
8.- Mirarnos a los ojos: Ya sea que nos coman con la mirada o que nos miren tiernamente, la sensación es maravillosa. Para las mujeres, que nos miren es importantísimo. No sólo porque nos sentimos más sensuales, sino porque necesitamos “saber” que él está ahí con nosotras.
9.- Hacer el amor: Para nosotras, "hacer el amor" es vital. Significa sentirnos realmente amadas. Trasciende lo meramente físico, y el placer es pleno: corporal, emocional y espiritual. Muchos hombres que realmente aman a sus parejas no saben cómo hacerlo. Suele suceder que ellos están muy preocupados por su propia performance y eso les hace olvidar que un beso profundo y cariñoso, una sonrisa tierna, una caricia amorosa, nos da mucho más placer que el sorprendente desempeño de un actor de una Triple X.
10.- Hacer el amor cuando todo termina: Sí, nada nos hace sentir peor y más vulnerables que un hombre que salta de la cama a bañarse, cuando terminamos de hacer el amor. Necesitamos que después nos acaricien y nos abracen. Sabemos que ellos después de la eyaculación entran en el período refractario y pueden llegar a quedarse dormidos.