Niels Gaihede volvía de su trabajo en una fábrica de cerveza como todas las noches desde el lunes hasta el viernes. Y como todas las noches hacía al salir de la fábrica, se detuvo frente al gran escaparate de la distribuidora de coches más fina de la ciudad. Le encantaba mirar coches de lujo, sobre todo las limos. Niels Gaihede soñaba con limusinas desde que había cumplido los catorce años, pero soñar era todo lo que podía permitirse. Niels Gaihede había nacido en una familia de obreros, que, por supuesto, no podía permitirse tamaño lujos. Muchas veces le había preguntado a su padre, también obrero en una fábrica de cerveza: -Pero, papá, si ahorramos lo suficiente, ¿será que podremos comprar una?
-No digas sandeces- solía contestarle su padre, hombre pragmático y realista sin pájaros en la cabeza. Pero Niels nunca fue un muchacho pragmático y realista. Siempre fue soñador.
-Los tuyos no son sueños, sino pájaros- añadía su madre, pragmática y realista ama de casa. -Los obreros no sueñan con comprar limusinas. Tu padre no sueña con limusinas. Ni tu abuelo, pragmático y realista, soñaba con limusinas. Ya que el abuelo de Niels también trabajaba de obrero en una fábrica de cerveza.
-¿Y si nos ganamos la lotería?
Al nombrar la lotería, los padres de Niels se enojaban en serio.
-¡Este es un buen método para terminar en la miseria! Gastarse el sueldo en loterías, sabiendo cuán ínfimas las chances de ganar. ¿Qué creés, que tu madre y yo hubiéramos logrado vivir sin nunca endeudarnos, si habríamos despilfarrado aunque un solo centavo en loterías?
Ahora que su abuelo estaba muerto y sus padres también, Niels se la pasaba comprando boletos de rifa. Nunca se ganó un solo centavo. Y como sus padres habían pronosticado, Niels ya no tenía la menor idea sobre cómo librarse de las deudas. Solo le quedaba soñar. Así que nada más tener unas horas libres, no iba a practicar deportes con los compañeros de trabajo. No iba a la biblioteca ni a clases de música, como unos entre sus compañeros hacían para adquirir nuevas habilidades. Ellos querían ser obreros premium. Sin embargo, Niels se iba a dormir la siesta todas las veces que pudiera.

Si ya no podía comprarse una limusina, esperaba que por lo menos ese coche lujoso le apareciera en sueños, mientras dormía en su destartalada pieza, hundido en la miseria...



Invito a mi amiga @xiao-aine, como le gusta participar en concursos. Saludos y abrazos desde Mercosur.