Estaba buscando en la sala de informática del instituto cuando Marcelo Cavada, su profesor de arquería se detuvo detrás de él y vio la pantalla de la computadora. Antes de que su mejor alumno le pillara viendo sobre su hombro, Cavada le preguntó:

—¿Qué haces?

—Busco a una mujer que vivió hace mucho tiempo y que escribió este libro —agregó levantando el ligero y amado volumen novelesco.

—Ya veo, —Cavada quiso recordarle que la bibliotecaria ya lo tenía fichado por morosidad y tener el libro aún en sus manos era casi un descaro. Sin embargo, él no estaba ahí por eso—. ¿Cuándo salió esta novela?

—En los ochentas —respondió Roberto sin apartar los ojos de la pantalla.

—¿Por qué no vas a la hemeroteca? Ahí deben tener registros de esa obra y de la autora. Me parece que, al no ser tan famosa, nadie se tomó la molestia de actualizar la información en la web.

Roberto siguió los consejos de Cavada y salió del internado tras pedir permiso. Se pasó todo el día en la hemeroteca y, a diferencia de lo obtenido por las redes, ahí sí consiguió información que, a sus ojos, era más sólida.

Lo siguiente, era buscar sobre la gente que vivía en la villa al momento de salir la obra. Entre los recortes de periódico disponibles, halló uno que era una noticia de sucesos que, a cada palabra, guardaba una semejanza pasmosa con la trama de la novela.

Tuvo que ir y volver para poder conseguir unas copias de los archivos y luego mostrárselas a Mario y Lucas.

—No me puedo creer que tuvieras razón —dijo Lucas, casi sin voz.

—No, esto es una coincidencia —saltó Mario, negándose a creer que su amigo de verdad llegase a alguna parte.

—¿Y ahora qué?

—Podemos ir y ver qué encontramos —sugirió Roberto, emocionado

Si quieren leer la historia desde el principio, aquí están los enlaces:

Microrrelatos
Microrrelatos (II)
Microrrelatos (III)
Microrrelatos (IV)
Microrrelatos (V)
Microrrelatos (VI)
Microrrelatos (VII)
Microrrelatos (IX)