Einar y Marie estaban jugando mientras lavaba sus ropas. Todas estaban sucias y las madres de ambos postergaron la lavandería y, ya cuando estaban hasta el tope de tareas, vinieron conmigo para que las ayudara.

Para colmo, tuve que quedarme con ellos a modo de niñera porque a parte de su desorganización doméstica, las progenitoras de ambas creaturas acumularon demasiadas tareas en el mercado y debían ir a cubrirlas.

Tanto Ingrid como Gertrudis me ofrecieron dinero para motivarme y yo, simplemente no lo pude resistir. Mientras frotaba la ropa y le sacaba toda la suciedad, escuché a Marie reírse de forma escandalosa.