Me gusta mucho la palabra cultivar, porque al pensar en ella me imagino un jardín con diversas plantas frutales, florales… La tierra bien abonada es muy agradecida y las plantas se recrean en ellas.

Tratando de hacer una sencilla analogía la tierra sería nuestro carácter, que es la parte de nuestra personalidad que se puede moldear, un carácter bien desarrollado, maduro, con buenas cualidades como la empatía, la simpatía, la generosidad, la bondad, sería como la tierra abonada, rica en nutrientes para permitir que crezcan y se desarrollen las plantas.

No ocurre lo mismo en una tierra árida, en el desierto no vamos a encontrar flores ni frutos, salvo algunas pocas plantas que sobreviven a esos extremos. Una cosa similar ocurre en la actualidad, la complejidad de la vida actual y la cultura del inmediatismo desecha relaciones como envases de plástico…

Me imagino que esto es producto del carácter inmaduro de la sociedad en general, no hay una necesidad por la permanencia, por el crecer en los altibajos, por mantenerse en la brecha con las personas.

Me recuerda a mí misma cuando se me hacía muy difícil escribir en un cuaderno sin querer a cada momento acomodar las páginas anteriores o borrarlas, en lugar de solo continuar e intentar hacerlo mejor y aprender del error. Cuando me di cuenta que era mejor dejar las páginas tal cual, que acomodarlas o borrarlas, fue que aprendí que lo mismo sucede con las experiencias, las personas, los amigos, escriben con nosotros páginas de las cuales vamos cada día aprendiendo, no es necesario que sean perfectas, lo que importa es la experiencia que va quedando.

Me sorprende mucho la gente que va por la vida borrando contactos todos los días, desechando amistades en lugar de cultivarlas… esa gente que no le importan los amigos, por cierto, ahorita en el mes de la amistad y del amor, sería bueno hacernos esta pregunta: ¿somos de los que cultivamos amistades o de los que vamos desechando a las personas?

Tengo amigos que me cuentan de esto con mucho pesar: que alguien les dio la espalda, que les dejaron de hablar sin ninguna explicación, que les aplicaron el famoso Ghosting… ¿Y cómo le explicas a esa persona que no es su culpa? ¿Que quizá su única culpa fue no observar bien y darse cuenta donde ponía su atención? Que, ¿quizá estuvo sembrando en una tierra árida?

Es cierto que puede suceder que no nos demos cuenta de cuando estamos en la presencia de una persona que practica este tipo de comportamiento, pero sí podemos ver cómo es esa persona con los demás… Así como sea con otros, va a ser contigo. Por otro lado, la forma en la que somos nosotros mismos no puede depender de lo que suceda afuera, si soy una persona generosa, lo soy porque esto es lo que me hace feliz y me llena, no porque estoy “esperando” algo… Y pues, son decisiones que nos toca tomar, lo que queremos ser, y cómo ser.

Es como cuando uno presta dinero, es como hacer una apuesta, así que no prestes dinero que no estas dispuesto a perder… No des cosas a las que no estés dispuesto a renunciar, igual sucede con el cariño y el amor. Ama con las manos abiertas, sin miedo, porque te hace feliz, y no por necesidad. Te aseguro que cuando uno decide esas cosas, las actitudes de los demás, los resultados, pierden el enorme peso de las expectativas.

Lo que los demás hacen depende más de ellos mismos, de la forma como llevan su vida, de sus propios procesos, que de ti. Nada es personal…

No guardes rencor al que te desecha, él se ha desechado a sí mismo, para ti. En cuanto a ti, piensa si también eres ese tipo de persona que va por la vida sin cultivar a su paso… Al final, importa es lo que vamos cultivando nosotros, las semillas buenas florecerán y darán sus frutos en la buena tierra… Sé tú esa buena tierra que permita a las semillas florecer, de la misma manera tus semillas florecerán en la buena tierra…

Y tú, ¿Eres de los que cultiva o desecha amistades?

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las fotos son de mi autoría, editadas en Canva.}

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