Mis cambios en la Fe
Estamos ante la semana Mayor o lo que también se llama semana Santa. Esta es una semana que para muchos significa disfrute, salidas, vacaciones familiares, playas, ríos, bebidas, etc... No les voy a decir que para mi hace algún tiempo, también significó eso. Hoy en día tiene otro significado.

La vida transcurre, va dando vueltas y nos hace ver cosas que antes no veíamos. Como por ejemplo, porqué para algunos, toda la vida transcurre sin apegos religiosos y porqué para otros es tan importante.
Son los misterios de la vida, pero si hay algo que he aprendido en mis años de vida es que esos mismos misterios de la vida suceden a diario a nuestro alrededor y en muchos casos permanecemos ciegos a ellos.
Para muchas personas la idea de pensar en ir a un templo y además congregarse, significa fanatismo religioso. Para muchos ir a un templo significa tener que mezclarse con personas que se consideran mejor que los demás, por el simple hecho de estar participando en las actividades religiosas del templo.
He escuchado muchos comentarios en la calle de personas que predican que no asisten a las Iglesias porque en ellas solo participan la chismosa del barrio o el déspota del vecino. O el asesino que ya purgó un castigo pero que a juicio personal de alguien, él sigue siendo un criminal. Con estos pocos ejemplos, quise hacer un preámbulo sobre algo de mi historia personal.
¿Cómo pude adquirir mi fé?…
Yo no era una mujer asidua a las parroquias, también era de las que pensaba de mala manera en mi juventud. Hasta que Dios me fue tallando a su manera. Lo primero que me hizo fue que yo viviera en carne propia lo que es tener a un familiar con cáncer. Que además esa persona tan amada ya tuviese su fecha de culminación de vida.
Por el protocolo medico oncológico, a mi madre no se le pudo practicar gran cosa en el tratamiento de cáncer. Ella estaba en un estadío de cáncer muy avanzado, no se podía hacer mucho.
-Sepan que la lloré todos los días desde que el médico me dijo, que ella tenia solo 3 meses de vida.-
Yo confié más en el diagnóstico del médico que en la palabra de Dios. Ese Dios que dice: clama y tus oraciones serán escuchadas por el Padre celestial. Oré y oré y oré, rezaba todos los días y esperaba su muerte.
No ocurrió su muerte, pasaron 3 meses, luego 6 meses, 1 año, y ella aún estaba viva. Vivió por más de 20 años después de ese diagnóstico. Le pregunté a la misma doctora que le dio el pronóstico de muerte. Cabe decir que esa doctora fue durante toda su vida la mejor profesional oncóloga de la zona y un ser humano muy especial al que yo pude conocer a mis 21 años. Ella misma me dijo que mi madre estaba sanada.
<Ocurrió el milagro>
Le di tantas gracias a Dios por su favor concedido y aprendí a no dudar más de Él. En cualquiera de las siguientes situaciones que me ocurrieran en la vida, no dudaría de su poder. Así sucedió.
Mi fe aumentó. Con los años siguientes pasé por otras pruebas muy Fuertes. Comencé a entender “La Palabra”. Estudio la biblia siempre, la escudriño. Ya no me consideré menos pecadora que los demás. Siempre pensé que ser pecadora era solo hacer el mal, pero también es no hacer el bien, no hacer nada, no ayudar, pensar mal del otro, no desearle el bien a otro, no apoyar al otro, etc.
Ahora sé, en estos tiempos, y con seguridad plena que yo soy mucho más pecadora de lo que había pensado en mi juventud, porque cometo pecado todos los días de mi vida y a veces sin quererlo, pero lo hago.

Por eso ahora no me restrinjo de congregarme en una parroquia de mi localidad. Porque todos los días necesito estar rezando y orando y llevar mi testimonio a mis otros compañeros de la iglesia. Necesito que todos sepan que a pesar de que yo sea la más pecadora del mundo, allí en la parroquia siempre hay un espacio para un pecador más, para alguien que quiera pedir perdón de corazón. Pedir a Dios que cambie un corazón afligido por un corazón bondadoso. Pedir a Dios que cambie un carácter rebelde por uno de obediencia. Pedir porque seamos más de dar Caridad a los necesitados que estar pidiendo siempre para nosotros mismos.
Claro está que también se puede orar, rezar, pedir y hablar con Dios desde cualquier espacio que se prefiera, eso no tiene discusión.
Esto y mucho más es mi Fe, para mí. Y en esta semana Mayor, vivir la Pasión de Cristo y tratar de entender como se puede dar la vida por amor a los demás primero, es mi mejor prioridad.

Las fotografías son tomadas con mi teléfono Redmi Note 9.
Esta es la participación al “domingo de escritura libre” de la comunidad @steemvenezuela con el concurso auspiciado por el usuario @cruzamilcar63.
Gracias por su apoyo, lectura y comentario.

Muchas gracias por el apoyo.
A través de una amarga situación, ocurrió un mayor acercamiento a Dios de su parte, conoció el poder de la oración y comprobó que los milagros pueden llegar cuando los pedimos con fe. Hoy reconoce nuestras imperfecciones, pero está convencida de que por esas razones necesitamos precisamente ser mejores cristianos... Un gran saludo, amiga.
Gracias amigo por su valioso comentario.
Particularmente pienso que ser cristiano no es quedarse viendo el mundo sin participar en él. Necesitamos ser más empáticos con nuestros hermanos, con los que nos necesitan, dejando de lado los resentimientos y el odio. Aunque cuesta tanto perdonar como ser humano, viviendo la pasión de Cristo en esta semana Santa sentimos que él es nuestro maestro y que aún tenemos tanto por aprender.
Que tenga una feliz semana Santa.