Un domingo en la iglesia, durante la misa, Pablo, como de costumbre, dejaba una suma importante de dinero al momento de las ofrendas. Varios amigos le decían que por qué deja tanto dinero, que eso es mucho y que con ello podía darse algunos gustos como viajar, comprar un auto nuevo, entre otras cosas. Pablo respondía que mientras tuviera suficiente para vivir, no tenía ningún problema en compartir con los necesitados un poco de lo que tenía, total, no se sabe que va a pasar el día de mañana. Se sabía que la iglesia becaba a algunos jóvenes del pueblo, entre ellos estaba Rosa María, quien estudiaba medicina en la ciudad.

Pasaron varios años, Pablo enfermó y dejó de trabajar, su salud se deterioró mucho al punto que tuvieron que trasladarlo a una clínica en la ciudad, una doctora lo estudiaría, y luego de revisarlo, le dijo que necesitaba una operación de corazón abierto para reparar la válvula mitral, o en su lugar un trasplante de corazón, sin embargo el procedimiento era muy costoso y no se tenían los recursos...

Pablo estaba muy triste, por la situación que estaba pasando, ahora sin recursos económicos, no iba a solucionar. Pero él jamás llegó a pensar que en la iglesia estaban pidiendo a Dios por un milagro para su buen amigo, un hombre desprendido para dar de lo que tenía.

De repente, la doctora se presentó en la habitación de Pablo y le dijo que había un donante de corazón para él, lo que significaba que podría recibir el trasplante que tanto necesitaba. Pablo no podía creer lo que estaba escuchando y le preguntó a la doctora quién era el donante y cómo había ocurrido.

Recibe por tu buen corazón

Respondiendo:
La doctora Rosa María, aquella joven que la iglesia ayudó con las ofrendas que usted generosamente compartía, estudió y avanzó tanto que se graduó con honores, fue primer índice académico y recibió una beca, para hacer un postgrado en el extranjero.

Llegando a tener una buena estabilidad económica, ahora tiene una de las mejores clínicas, que le permite ayudar a los hermanos de la iglesia y todo aquel que pueda hacer el bien.

Nuestra confianza debe estar puesta en Dios.

Hizo el contacto para que recibiera la donación, fuese operado con todos los gatos pagos. Además de que será atendido por uno de los mejores médicos especializados en trasplante.

Pablo, maravillado, solamente agradeció a Dios por su misericordia, por acordarse de él en este momento de angustia.

Después de la operación y más recuperado, regresó a su pueblo bien feliz. Visito la iglesia, pero invito a sus amigos para contar su testimonio.

Las obras, también son importantes.

Estos se sorprendieron, con todo lo que contó su amigo y desde ese día empezaron a ofrendar. También hicieron un préstamo a Pablo, para que volviera a trabajar. Este creció una barbaridad económicamente que todo se le multiplicó.

Continúo ofrendando a la iglesia y conformó una asociación de ayuda para los enfermos, donde se integraron muchos donadores, hasta Rosa María, enviaba para colaborar con esta buena obra.

¡Gracias por leer!