El interesante mundo de las multitudes microscópicas / Datos curiosos
Buenas Tardes Steemianos hoy les compartire un tema algo complejo e interesante sobre la ciencia diminuta....
Multitudes microscópicas
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El microscopio constituye una mágica ventana abierta al vastísimo mundo que se encuentra más allá del alcance de nuestra mirada. A través de ella podemos contemplar miles de millones de diminutos y desconocidos animales, plantas y extraños seres mitad animales, mitad vegetales. Y, sobre todo, nos permite de descubrir el asombroso y sorprendente secreto de la célula viva.
Las diminutas huestes de la vida
Hace un tiempo, un científico norteamericano observo un impresionante drama mientras trabajaba con su potente microscopio: un diminuto hongo mono celular enlazaba y estrangulaba a un feroz gusano del genero de los nematodos. El minúsculo hongo había sacado su única célula un delgado filamento que apenas media 1/200 de milímetro de diámetro, pero tan fuerte como el acero, Al embestirle el nematodo, la planta hizo un lazo con el extremo de su filamento y apreso el atacante por la cintura. Luego hincho el lazo como un neumático. Estrangulo a su victima y la devoro tranquilamente.
En ese extraño e invisible mundo que late bajo el césped de nuestro hierbas y jardines del campo se libran a diario toda clase de combates; desde el desafío entre dos enemigos tan fantásticos como los descritos hasta las campales entre diminutos ejércitos que luchan por la supervivencia. Estas invisibles multitudes, que constituyen las formas primarias de la vida, nos revelan muchos de sus secretos cuando nos adentramos en sus demonios con ayuda del microscopio. Las diferencias entre el reino animal y el vegetal desaparecen y, siguiendo la trayectoria de procesos evolutivos verdaderamente asombrosos, nos remontamos hasta el instante en que se combinaron determinados elementos inorgánicos para crear la primera célula viviente.
Los organismos monocelulares fueron modelos empleados por la Naturaleza para formar plantas y animales de gran tamaño. Durante miles de millones de años. Tales organismos primarios probaron diferentes maneras de vivir, de moverse, de crecer. Sus diversas reacciones frente a la luz condujeron a la formación de los órganos visuales. “Inventaron” el comer, el beber y el digerir. Perfeccionaron la fotosíntesis y, utilizando los genes, la herencia biológica iniciaron la reproducción sexual. Todas las células de nuestro cuerpo reflejan, por tanto, los procesos vitales creados por esas invisibles multitudes. Sin embargo, no se les concede la gran importancia que en la realidad revisten porque, a partir de Pasteur, la atención de los investigadores se ha centrado en las bacterias, es decir, en los delincuentes del mundo micro orgánico, que destruyen el equilibrio de la vida humana ¡. Pero lo cierto es que dichas multitudes invisibles constituyen la fuente misma de la vida.
¿Cómo se trasladan de un punto a otro? El aire les sirve como excelente medio de transporte, y gracias a el han colonizado el mundo entero con todas sus especies.
Los hongos, por ejemplo, son unos auténticos volatineros. Estos microscópicos corpúsculos viven en el suelo, en lugares sombríos y húmedos, pero afluyen a la superficie en forma de setas y bejines que arrojan al viento sus esporas. Estas flotan en la atmosfera en cantidades astronómicas y han llegado a ser detectadas a alturas hasta de once mil metros. También las algas, al ser arrancadas de los lugares donde se hallan adheridas, cabalgan en las corrientes del aire. Nosotros mismos, cada ves que tosemos o estornudamos, lanzamos al ambiente gran cantidad de bacterias.
Pero estas invisibles multitudes se encuentran principalmente en el suelo. Una capa de tierra labrantía de media hectárea de extensión de quince centímetros de espesor contiene mas de una tonelada de Hongos, varias toneladas de bacterias, unos ochenta kilos de protozoos (animales unicelulares), noventa kilos de algas y cuarenta y cinco de fermentos. En el suelo se encuentra, pues, la máxima concentración de fuerza vital del mundo.
El limite que marca la frontera entre el mundo invisible y el visible s el milímetro. Una de las dimensionas mas pequeñas que pueden ser percibidas a simple vista. Las formas de vida que se encuentran más allá de esta frontera han sido clasificadas en:
Tres categorías por orden de tamaños. La mas numerosa es la de los grandes protistos. Que miden por termino de medio solo 1/5 milímetro. Entre ellos se encuentras los protozoos, las amebas, los paramecios y otros “gigantes” unicelulares.
En la segunda categoría, a la que pertenecen los protistos pequeños (por termino medio miden 1/200 de milímetro), están comprendidos los primitivos hongos y algas unicelulares. Estas ultimas tienen forma de ovoidea y contienen clorofila; los hongos, en cambio, son delgados filamentos que carecen de ella.
La tercera categoría agripa a los moneras, que solo miden una milésima de milímetro. Entre estos organismos, los mas primitivos de todas las formas vivientes, figuran las bacterias y las misteriosas algas Verdi azules.
La evolución de los seres mono celulares llego a su límite con los protistos de mayor tamaño. Los mas desarrollados e impresionantes de estos son los protozoos, como por ejemplo la ameba, una especie de pequeña masa irregular, de contorno variable y de envoltura elástica, que desarrolla por todo el cuerpo unas prolongaciones llamadas seudópodos o pies falsos; estos se estiran y encogen proporcionando al informe animal un extraño medio locomoción.
Algunos protozoos, como los flagelados, poseen filamentos largos y finos, compuestos por numerosas fibras trenzadas, que mueven cuando quieren desplazarse para buscar alimentos o pareja.
El más extraño de todos protozoos, como los flagelados, poseen filamentos largos u finos compuestos por numerosas fibras trenzadas, que mueven cuando quieren desplazarse para buscar alimentos o pareja.
El mas extraño de todos los protozoos es el para gigante. Este ser tiene barias hileras de pestañas que utiliza como remos para moverse entre los infusorios de tamaño inferior al suyo. Además, lleva fijos en su envoltura unos dardos ponzoñosos, gracias a los cuales, y pese a carecer de órganos sensoriales, de músculos y de cerebro, el paramecio, verdadera obra maestra de la evolución de los seres unicelulares, puede abatir a sus enemigos.
Otro protozoo, el didimio, tiene forma de botijo y un hociquillo tan fruncido que parece que esta silbando. Una doble hilera de pestañas vibrátiles circunda su hocico, produciendo unos remolimos que, al llegar a ella, la diminuta boca se ensancha desmesuradamente y engulle la presa poco a poco.
¿Sabias que?
En una gota de agua de un estanque o un grano de arena de cualquier jardín, criaturas fantásticas como las que se ven en la ilustración viven. se reproducen y mueren en un mundo en que no existe distinción entre plantas y animales. aunque estas multitudes microscópicas parecen insignificantes, forman la base de toda existencia superior: sin ellas no seria posible la vida