La literatura se nutre de las historias reales. A continuación les voy a compartir lo que le pasó a unos jóvenes vecinos.

Laura es la hija del señor Antonio, un hombre de férreos principios éticos y morales. Crió a su niña con la puerta cerrada, solo salía a la calle si iba al liceo, a las clases de música o los domingo a la misa. Veía el mundo andar desde la ventana con vidrio. Nunca le permitieron jugar con las otras niñas, porque eran malas influencias. La frase: "Un tomate podrido echa a perder a los otros" se escuchaba a dos cuadras cuando el señor Antonio le decía a Laura que no debía salir a la calle.

Pero el tiempo no se puede detener, y el señor Antonio vio cómo Laura se hizo una mujer de la noche a la mañana.

Cuando Víctor cumplió 21 años invitó a Laura para su fiesta; él es un muchacho muy temperamental, de poco hablar, y cuando algo le molesta explota rompiendo todo lo que hay a su paso: los muebles de su casa han termino en el medio de la calle, las puertas ya no cierran de tantos golpes que han recibido; su mamá le tiene miedo; y una vez su papá quiso reprenderlo, porque le dio una patada al perro; y ambos se echaron puño, sin que nadie los pudiera separar.

El señor Antonio era uno de los jueces más infalibles del sector: "A ese muchacho le falta un papá como yo; que le enseñe quién manda en la casa"; "Si Laura me llegara a levantar la voz, por Dios santo que le saco los dientes de una cachetada que le doy". Por eso cuando su hija le dijo que Víctor la había invitado a cantarle cumpleaños, é le dijo:

-¿QUÉÉÉ? ¿QUIÉÉÉN? Me imagino que ya sabes la respuesta, Laura. Pero, por si acaso tienes dudas: Es NOOOOOO.

-Pero, papá, por favor, yo quiero ir. Nunca voy a ningún lado, y ya tengo 18 años -dijo Laura con timidez.

-Podrás tener 100 años, pero mientras vivas en mi casa, harás lo que yo te diga -respondió el señor Antonio, dando un portonazo, y se fue a la calle, a contarle a la vecina la rabia que había pasado con Laura, a raíz de la invitación que Víctor le hiciera para su cumpleaños.

La vecina, lo escuchaba con atención, y para alentar más su ira, le dijo:

-Cálmese, vecino, deje que esa muchacha disfrute un poco; además por allí dicen las malas lenguas que ella sale con Víctor a espaldas suyas.

Antonio respondió alterado:

-Eso no es verdad. Aquí todo el mundo le tiene envidia a Laurita, porque es una muchacha que no se junta con nadie, y vive encerrada en mi casa.

-Ay, vecino, cómo es verdad, que uno tiene ojos para los otros, pero no para los de uno. Bueno, yo mejor me callo, no vaya a ser cosa que después me llamen chismosa.

Antonio no quiso regresar a su casa, porque realmente se sentía fuera de sí, y salió a caminar un poco. Cuando llegó a la casa le preguntó a su esposa por Laura.

-Está durmiendo -respondió esta.

Pero Antonio percibió algo extraño en su mujer, y entró al cuarto de Laura para confirmar que estuviera dormida, y allí encontró una nota que decía:

"Papá, me fui con Víctor. Él es el amor de mi vida. Tú no me entenderás nunca, porque no sabes lo que es amar".

En este momento, Antonio está en el hospital, tratando de superar un infarto. Laura y Víctor hacen diligencias buscando los medicamentos.

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